martes, 14 de julio de 2015
UN AMOR ETERNO NACIDO CON LA CREACIÓN. TERCERA PARTE. CAPÍTULO TRIGÉSIMO TERCERO
CAPITULO TRIGÉSIMO
TERCERO
UN SUEÑO COMÚN
Los dos días de descanso previos a la final
nuestros amigos no se pudieron ver, al menos personalmente. Si llegaron a
realizarlo por medio del Skype. Pero las ordenes tanto en la delegación
mexicana como en la americana les prohibieron cualquier contacto. Vicente
dedicó su tiempo para conectar con Terci. Aquella holandesa le permitía serenar
sus nervios y afrontar la competición con una ilusión y unos ánimos que ninguno
de los psicólogos del equipo lograba. Mientras que Ester tomó la decisión tras
el permiso de Rafael de irse con su tía Maureen a pasar el día con Rajid.
Precisaba hablar con él, necesitaba confesarse. Deseaba pedirle colaboración
para llevar a feliz término la decisión tomada paseando con su abuelo.
Convencida que Rajid aceptaría su propuesta. Durante las conversaciones que
había tenido con él a lo largo de esos tres meses le daban cierta seguridad
para pensar que aceptaría sin muchas pegas. Era todo generosidad, solo le
faltaba ese pequeño empujón que nos falta a la mayoría de la sociedad occidental
para lanzarnos a entregarse a los demás. Pues estaba convencida que la mayoría
poseía un gran fondo. Había conocido demasiada gente en su corta edad para
poder asegurar lo que sospechaba.
Pero Ester se quedó helada, y eso que pocas
cosas le impresionaban, a excepción de las emociones que vivía siempre que se
encontraba con el abuelo. Antes de salir del hotel se encontró con sus padres
los dos habían tenido un sueño, exactamente el mismo. Esa noche se encontraron
con Julián pidiéndoles ayuda económica para un proyecto que tenía su niña.
Deseaban saber si realmente tenía algún otro proyecto, a parte del iniciado con
Vicente. Asegurando que Pedro también había soñado con “papá” aunque a él le
rogó paciencia y la necesidad de permanecer en la India hasta que las cosas
estuviesen resueltas. Ester palideció y sus padres se preocuparon, no podía
caer enferma a dos jornadas para la final. Pero el cambio de expresión había
sido consecuencia de esos sueños. No quiso comentar nada sobre su encuentro con
su yayo pero si afirmó las sospechas que tenían. Trataba de hacer algo más que
comer estudiar y regatear. Además Greet le aseguró que se iría moviendo entre
los familiares y amistades para recaudar fondos pues según aseguró Julián se
precisaría de una importante cantidad para comenzar.
¿De qué se
trata cariño?
Solo era una idea, precisaba hablar con
Rajid y hasta no tener la confirmación de éste no daría ningún paso. Sus padres
aceptaron la decisión de su niña comunicándole que estaban a su lado en lo que
pudieran y supieran.
Maureen y Pedro acompañaban a sus padres.
Maureen había quedado con Rajid quien le llamó esa mañana para que asistiera con
Ester. La niña se alegró al oírlo pues tenía la intención de ir esa mañana para
hablar con él. Pedro se confesó diciendo que les acompañaría, se lo había
advertido al capitán pues en su sueño Julián le rogó que fuera a la reunión que
se daría en la casa de aquel capitán mercante retirado.
Las dos mujeres junto a Pedro, llegaron a
desayunar con el viejo capitán que aguardaba en el pórtico con la mesa
preparada y balanceándose en una de las mecedoras de la entrada. Tras los
saludos, Maureen y Pedro ocuparon las otras dos mientras que Ester en el suelo
con un cojín formaron un cuadrado. Acoplados, cuando la niña se disponía a
romper el fuego Rajid se le adelantó. Deseaba transmitirle un sueño. Un sueño
que se desarrolló durante esa noche. Le comentó que siempre había tenido
inquietudes por ser útil. Pero unas veces la pereza otras las incomodidades no
se había lanzado. Pero desde la llegada de la princesa a la India todo había
cambiado en su vida. Se sentía con la fuerza de los veinte años y estaba dispuesto
para afrontar el reto que le había propuesto aquel personaje que contactó con
él en Costa Rica para abrirme los ojos. Aquel personaje que no era otro que el
abuelo de la princesa. Julián les había enviado a esa niña para hacerlos más
conscientes de la necesidad de aplicar la esencia del ser humano.
Durante
toda la noche me platicó, como suelen decir ustedes por esas tierras.
Necesitaba gente que se comprometieran hasta
el alma para sacar adelante el sueño de su nieta.
He
meditado mucho sobre lo hablado estos meses princesa y solo me hacía falta el
último empujón.
Ester interrumpió la intervención de Rajid.
Anoche en
mi paseo por la cala con mi yayo me llegó la luz y tuve claro que hacer.
Rajid intervino de nuevo. Rogando que le
permitiera finalizar el relato de su sueño, luego los que se comprometieran se
podrían manos a la obra. De inmediato
la princesa, respetuosa silenció su dulce voz, para darle paso a ese personaje
que junto a las circunstancias que se estaban dando le tenían completamente
alucinada. Aquel viejo de mar dejó una pausa, esa pausa tan necesaria para
despertar expectativas, pero con su tiempo justo para no disipar. Transcurrido
el mismo volvió a su relato.
Julián me
propuso crear unas empresas similares a las que funcionaban desde hace años en
el este de Costa y Rica y en el norte de España. Serían las empresas base para
sustentar el deseo de aplicar la esencia del ser humano. La entrega a los
demás, en este caso se construiría una escuela de enseñanza de oficios o
profesiones relacionadas con la mar.
El corazón se le salía de los cánones
establecidos por la anatomía humana. Sus ojos comenzaron a enturbiarse, su
abuelo había conectado con ese viejo lobo de mar y le propuso lo mismo que
ella. De nuevo el capitán tras una mínima pausa para recuperar el aliento
prosiguió.
En un
principio he pensado en mis amigos, para iniciar la empresa. Algunos de ellos
en conversaciones tenían las mismas inquietudes.
Estaba convencido que de pedírselo le
apoyarían y no solo los que le comentaron sus inquietudes. Seguro que se
apuntarían muchos más. En el hogar de la mar había gente capaz de volver a la
juventud en espíritu.
La idea en resumen consistía en una escuela,
en principio enseñándoles a leer y escribir, pero con una intención final,
preparar a esos chicos y chicas para trabajar en cosas relacionadas con la mar.
Pescadores, patrones de barco, manipuladores de alimentos, gestión,
exportación. En fin todo lo relacionado con las empresas que se crearían
similares a las gestionadas en Costa Rica y en España. En principio la gente
que contaba se dedicaría a pescar para luego conservar en una pequeña fábrica
de tratamiento de la pesca.
La niña intentó intervenir pero Rajid le
pidió calma.
Tú abuelo
fue el que se puso en contacto conmigo en un sueño y me aseguró que nos
ayudarías a montar algo similar a la empresa que tenéis en Limón y en Donostia.
Estaba pronunciando esas palabras cuando el
móvil de Ester sonó. Era su padre. De nuevo la sorpresa. Julián se había puesto
en contacto con él y con Pedro. De momento Pedro se quedaría en la India para
orientar en la construcción y preparación de la fábrica de conservas junto a
una escuela para los niños y una oficina de exportación. Nosotros vamos a
aportar una cantidad pero hablaremos con amigos para conseguir los fondos
necesarios en su inicio.
Cuando la niña le comentó la conversación
Rajid estaba fuera de sí. Don Julián no se había dormido en los laureles, entre
todos lograrían los fondos necesarios para gestionar los comienzos sin
necesidad de solicitar préstamo alguno. De inmediato Ester apuntilló.
El dinero
que salga si logro alguna medalla será para esa fundación e incluso cualquier
campaña publicitaria que firme.
Mi yayo
captó mis ondas cuando descubrí que haría en esta vida y os la ha transmitido a
todos los que podéis aportar algo.
El viejo lobo de mar estaba emocionado había
soñado hacer algo parecido pero no tuvo la decisión necesaria para lanzarse.
Con esa criatura eran capaces de lo imposible. Se fundió con la cría
arropándoles Maureen y Pedro. Contactar con su amada era tocar el cielo.
Lloraban a lágrima viva, Julián se había apuntado a ese cuarteto emocionado,
ilusionado y se olvidaron hasta de ingerir alimentos esa mañana. De inmediato
se pusieron manos a la obra como si el tiempo les faltase. Rajid invitó a comer
a su camarilla y mientras iban llegando Pedro fue orientandol como montar la
empresa de conservas. Él antes de jubilarse había trabajado en la empresa de
Costa Rica. Ester a pesar de su corta edad había visitado en reiteradas
ocasiones, las fábricas de su abuelo tanto en Donostia como en Centroamérica.
Las ideas fueron saliendo. Por supuesto el primer problema a resolver eran los
terrenos. Rajid tenía una pequeña parcela próxima a su casa y varios de sus
colegas tenían las colindantes. Era un terreno rodeado por las pequeñas casas de
los marinos. Si todos se apuntaban a cederlas o a venderlas a bajo coste sería
la ubicación ideal cerca del puerto y a uno de los barrios más pobres de la
localidad. Lo que abarataría costes. La escuela procurarían instalarla cerca
pero fuera de ese perímetro. Había un terreno idóneo para ello pues no estaba a
más de quinientos metros del barrio donde se nutrirían del alumnado necesario
para iniciar su labor. La idea de Ester era crear un hogar escuela. Pero eso de
momento tendría que esperar. El mantenimiento de un tipo de institución así
requería muchos medios económicos y si las empresas comenzaban a funcionar se
podría pensar en ello. Pero inicialmente sería una pequeña fábrica de tratamiento
de alimentos del mar. Luego según los medios que se lograran pero especialmente
el rendimiento de esas fábricas se plantearían planes más ambiciosos. Estaba
claro que las ilusiones eran infinitas pero tenían los pies en el suelo.
Los primeros en llegar se ilusionaron con la
idea y desde luego donaban esos terrenos a la fundación. Todos se
comprometieron a colaborar. Andaban demasiado perdidos cada uno en su guarida y
ahora tendrían algo con lo que ilusionarse, algunos con sus compañeras otros en
solitario, pero ahora formarían un gran equipo con un funcionamiento familiar y
algunos de ellos precisaba eso más que cualquier otra cosa. Los más jóvenes,
todos pasaban de los sesenta y cinco años se harían a la mar para pescar.
Buscarían gente voluntaria entre los estudiantes de la universidad para que
principalmente en fines de semana y vacaciones les tendieran una mano en la
pesca. Las tres viejas barcas que conservaban entre todos las pondrían a
disposición de la fundación. Buscarían patrocinadores en el mundo de la energía
para que subvencionaran o pagaran el combustible para las embarcaciones.
El caso es que esa noche tenían resuelto el
primer problema. Los terrenos. Ese lunes dos de ellos se encargarían de
resolver el papeleo y prepararlo todo para que los propietarios solo tuvieran
que ir a los registros a firmar transfiriendo sus propiedades a la sociedad que
se constituía.
Ese domingo la niña se quedó en la villa
olímpica. Ganar una medalla de oro podría suponer cantidades inimaginables para
incluso montar esa casa escuela con la que soñaba para traer jóvenes
abandonados. Era consciente que si iba con una medalla a Repsol y le exponía la
propuesta de un anuncio por una importante cantidad se la concederían con
seguridad. Una medalla olímpica y siendo la joven de menos edad en conseguirla
movería los intereses de la empresa. Posiblemente consiguiera el combustible
necesario para las embarcaciones durante una buena cantidad de años, todo
estaba en la negociación. Pero pronto lo olvidó no podía distraer nada ni
nadie de su objetivo que se iniciaba ese lunes. Realizó ejercicios de
concentración para meterse. Estuvo observando el cielo durante todo el día y se
dio cuenta que traía bastante información. En su habitación de la villa
olímpica consumía esas horas previas a su sueño, a la promesa realizada a su
abuelo. Aquel personaje que hacía la friolera de setenta años hacía la misma
promesa a su amor a Anki. Podría ganar o no pero desde luego por falta de
concentración o por un fallo suyo estaba segura que no sucedería. Lo tenía
estudiado hasta el mínimo detalle. Ni siquiera llegó a pensar en Robert. La
jornada que se avecinaba era demasiado importante. No por ella. Siempre sería la misma con medalla o sin ella.
Pero se jugaba, parte de sus inquietudes, parte de sus sueños. Tenía a todos
esos niños y niñas a los que podría ayudar en aquel lugar alejado de su hogar.
No iba a defraudar a tanta gente, aunque no lo supieran.
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