viernes, 9 de noviembre de 2012

EL PRIMER AMOR-TERCERA PARTE-CAPITULO XVI-EL ENCUENTRO


   La circulación por la ciudad coincidió con la desaparición paulatina de la luz natural en el horizonte. Al mismo ritmo el alumbrado público le sustituía dándole otra luminosidad, otra percepción, otra vida diferente a la población. La variedad de coloridos proporcionados por la luz artificial, sus cambios, sus diferentes intensidades, su variedad, sus fases, su ritmo, presagiaban la felicidad que paulatinamente iba inundando su corazón. Encontrarse con Caterine después de esos días en el infierno era algo que ahogaba su ser de dicha.
   Desgraciadamente la circulación era lenta. Hora punta. La gente salía de sus trabajos, para regresar a casa, descansar, o realizar las últimas compras del día. Se cruzaron la ciudad de este a oeste y por fin en aquel barrio residencial la fluidez del tráfico permitía transitar sin dificultad. Rodaron por amplias vías, hasta detenerse frente a una gran puerta. Se abrió y dos vigilantes dieron acceso al vehículo pesado. Entraron en unos grandes hangares y cuando el camión estuvo a cubierto las puertas corredizas se cerraron. Los viajeros descendieron encaminando sus pasos a una lujosa casa, ubicada en el interior del complejo industrial. Fueron testigos de la enorme vigilancia existente en el recinto. Nada más cruzar el umbral de la vivienda el servicio les atendió con exquisitez y les hizo pasar a un salón donde se sentaron y aguardaron la presencia del anfitrión. Unos minutos de espera, para acto seguido personarse un hombre de escasa estatura, elegantemente vestido y de una refinada educación. Hizo los honores a los visitantes, se saludaron y aquel personaje entabló conversación con el hermano de Chang. Poco a poco fue informando de varios aspectos, pero hizo un pequeño paréntesis para explicarle, el porqué, de la presencia del personaje, mientras le revelaba su identidad. Aquel hombre había oído hablar mucho de José, pero no había tenido el placer de conocerlo. Se aproximó y tendiéndole la mano comentó.
   - Es un verdadero placer conocer por fin a la persona que tanto ha hecho por nuestro pueblo. Es un honor acogerle en mi humilde casa.
   José respondió a la cortesía. Estuvo en un trís de preguntar por Caterine, pero el gesto del hermano de Chang le retuvo y aguardó a que el anfitrión tomar la iniciativa. Unos segundos de silencio para sorprenderlos.
   - Voy a tener el placer de presentar a dos invitadas encantadoras. Están pasando unos días con nosotros y según mis fuentes las conoce de algo.     
   En ese preciso instante la puerta del salón se abrió y la adorable figura de Caterine, en compañía de Neus, se hizo presente. Al ver a José se lanzaron a sus brazos, como dos pequeñas, tras su primer día de colegio, al ver a su madre esperándoles en la puerta. La felicidad de aquellos instantes era indescriptible. Con discreción el anfitrión y sus compañeros se retiraron abandonando la habitación y dejando la emotividad de ese instante intacta.
   Trascurridos los primeros momentos las emociones, tensiones y temores padecidos esos últimos días se desvanecieron. Ahora estaban juntos, se podían abrazar y sentirse. Se acomodaron en los sillones e iniciaron el relato de esos días separados. Las trataban como autenticas princesas. En ningún momento sufrieron la menor violencia física. Les tranquilizaron en primer lugar para rogarles subir al coche y trasladarles a esa ciudad. Gozaban de todo, con la excepción de poderse comunicar con el exterior o la posibilidad de salir de aquel palacio. José por su parte les relató el calvario pasado desde su desaparición y como consiguió llegar hasta ellas. Les previno. “Su libertad no iba a ser fácil”. Había ciertas circunstancias y situaciones causantes de impedir una salida rápida a esos momentos desagradables. Pero lo importante se decían era estar juntos y ya era mucho. Esos días separados supusieron un infierno y ahora mejoraba considerablemente.  
   Una hora larga de rencuentro los mantenía abrazados cuando unos leves golpes en la puerta los interrumpió. José se separó para atender la puerta e invitar a los anfitriones a entrar. Reanudando la conversación entre los presentes.
   - Le diré, muy a pesar mío, que de momento no podrán abandonar esta casa. Pueden pedir cuanto deseen, con dos únicas excepciones. Mantener contacto con el exterior o tratar de salir. Siento, de corazón, actuar así. Usted es admirado por todos nosotros pero las circunstancias mandan. Pero quiero hacerle saber nuestro máximo interés en tratar con todos los medios a nuestro alcance resolver la situación.
   Continuaban conversando cuando el servicio entró con discreción.
   - Cuando lo deseen. La cena está lista.
   La mesa estaba preparada hasta el último detalle. Compartiendo la velada en armonía. Se habló especialmente de la Fundación de su enorme influencia en la sanidad pero sobre todo en la calidad de vida proporcionada a infinidad de hogares
    Tomaron café y otras infusiones se realizó, tras la cena, en el salón...
   José expuso al anfitrión la propuesta comentada con el hermano de Chang. Tratar de poner en contacto a las dos partes para resolver las diferencias y evitar de nuevo una guerra  con consecuencias desastrosas para aquel rincón del mundo. Los planteamientos y la estrategia montada por el famoso personaje le parecieron correctos, pero no estaban solos.
   - Sus planteamientos son altamente interesante. Mañana nos reuniremos con las otras fracciones para ponernos de acuerdo.
   Como era muy tarde y especialmente los viajeros estaban fatigados el anfitrión optó por proponer retirarse a las habitaciones y descansar. Al día siguiente les esperaba una dura jornada con la explicación del plan de paz.
   Caterine y Neus solicitaron estar juntas a su llegada. Ahora Neus cedió su lugar a José, aposentándose en el designado a él. Fue una noche apasionada. Tres eternos días separados, se convirtieron en un infierno, después de compartir durante más de un año los días, las horas e incluso los minutos juntos.
   Al abrir los ojos esa mañana se encontró con el rostro de Caterine contemplando sus sueños. De inmediato llegaron a su mente esos recuerdos vividos con su madre cuando ambos eran adolescentes, sonrió aproximó sus labios, desatándose nuevas escenas de compartir sensaciones. Al bajar al comedor, el resto del personal había concluido su desayuno. Se sentaron y de inmediato el servicio les ofreció los diferentes alimentos preparados para esa primera comida del día.
   Repuestas las fuerzas para afrontar una nueva jornada salieron al jardín. Bajo unos grandes cenadores, conversaban los otros huéspedes con el anfitrión. Era distendida e incluso divertida, pues pudieron escuchar a Neus reírse en varias ocasiones. Saludaron con la cortesía requerida por la situación involucrándose en la conversación.
   A las doce de esa mañana se reunirían con varias personas en uno de los salones para ultimar todos los detalles sobre la posible negociación con la parte gubernamental y zanjar de una vez por todas las diferencias. José se ofreció como mediador. Todos confiaban en el personaje y los dos bandos eran conscientes del peso específico, del personaje en cuestión, en su pueblo.
   - Me tenéis a vuestra disposición.
   Confirmó, cuando le propusieron la asistencia a la reunión, mientras conversaba con naturalidad. Se tocaron temas a tratar en la reunión y José aseguró no encontrar tantas diferencias entre unas posiciones y otras.
   Al principio, el ambiente en el salón fue enormemente tenso. José fue consciente. Si no actuaba con rapidez y eficacia, todo esfuerzo por llegar a un acuerdo sobre una posible negociación se iría al traste sin remisión. Con gran dificultad para volver a retomar la iniciativa.
   - Les expongo el plan propuesto. Creo, con sinceridad, no hallar tantas diferencias.
   Su intervención llegó en el momento oportuno, cuando cada uno tiraba hacía sus intereses, olvidando la verdadera cuestión del problema. Con gran habilidad y diplomacia consiguió llevar aquella reunión a los cauces que le interesaban. La tensión de la sala iba cediendo, pronto se dio cuenta de estar haciéndose con los presentes. Verdaderamente estuvo brillante y cuando finalizó su intervención consiguió arrancar unos aplausos del grupo. Su plan suponía ceder en algunas cosas pero en líneas generales satisfacía las principales peticiones. Si la parte gubernamental estaba de acuerdo no habría problema para solucionar las diferencias.
   - Ahora buscaremos el interlocutor valido.
   Se pudo escuchar en uno de los presentes. Por lo visto se incorporó tarde a la reunión. El resto aseguró no encontrar mejor interlocutor que el padre del plan. Además de conocerlo era un personaje aceptado sin reparos. El peso especifico de José entre las autoridades y el aprecio popular, eran cartas de presentación insuperables por ningún otro. Una de las condiciones previas del plan fue la de mayor discusión. José abandonó la reunión para  dejarlos debatir. Las condiciones para presentar el plan a la parte gubernamental consistían en liberar a las dos mujeres como muestra de buena voluntad. En el momento de abandonar el salón comenzaron las discusiones. Unos alegaban que si daban una muestra de buena voluntad, la otra parte también podría hacerlo liberando a sus guerrilleros. Se hizo la hora de la comida Caterine, José y Neus entraron en el comedor para reponer fuerzas. En el salón proseguían las discusiones y al servicio le tocó llevar bandejas con alimentos y bebidas para toda esa gente. Llegó la hora de la cena y tres cuartos de  lo mismo. Cenaron en el comedor mientras los reunidos lo hacían en el interior del salón. Tomado desde las doce de ese día.
   Se disponía a ir a sus habitaciones cuando la puerta del salón se abrió y le rogaron entrar, para comunicarle el acuerdo logrado. Al regresar a la habitación donde le esperaba Caterine estaba agotado. Había triunfado en su primer asalto, pero ahora le tocaba afrontar la parte más difícil, negociar con el poder. Caterine estaba orgullosa de aquel hombre con quien compartía su vida. Se abrazó a él y recostaron sus cuerpos para descansar, después de aquel día agotador. Era necesario recuperarse y poder estar lo más despejado posible para afrontar la negociación con la otra parte.