La circulación por la ciudad
coincidió con la desaparición paulatina de la luz natural en el horizonte. Al
mismo ritmo el alumbrado público le sustituía dándole otra luminosidad, otra
percepción, otra vida diferente a la población. La variedad de coloridos
proporcionados por la luz artificial, sus cambios, sus diferentes intensidades,
su variedad, sus fases, su ritmo, presagiaban la felicidad que paulatinamente
iba inundando su corazón. Encontrarse con Caterine después de esos días en el
infierno era algo que ahogaba su ser de dicha.
Desgraciadamente la
circulación era lenta. Hora punta. La gente salía de sus trabajos, para
regresar a casa, descansar, o realizar las últimas compras del día. Se cruzaron
la ciudad de este a oeste y por fin en aquel barrio residencial la fluidez del
tráfico permitía transitar sin dificultad. Rodaron por amplias vías, hasta
detenerse frente a una gran puerta. Se abrió y dos vigilantes dieron acceso al
vehículo pesado. Entraron en unos grandes hangares y cuando el camión estuvo a
cubierto las puertas corredizas se cerraron. Los viajeros descendieron
encaminando sus pasos a una lujosa casa, ubicada en el interior del complejo
industrial. Fueron testigos de la enorme vigilancia existente en el recinto.
Nada más cruzar el umbral de la vivienda el servicio les atendió con exquisitez
y les hizo pasar a un salón donde se sentaron y aguardaron la presencia del
anfitrión. Unos minutos de espera, para acto seguido personarse un hombre de
escasa estatura, elegantemente vestido y de una refinada educación. Hizo los
honores a los visitantes, se saludaron y aquel personaje entabló conversación
con el hermano de Chang. Poco a poco fue informando de varios aspectos, pero
hizo un pequeño paréntesis para explicarle, el porqué, de la presencia del
personaje, mientras le revelaba su identidad. Aquel hombre había oído hablar
mucho de José, pero no había tenido el placer de conocerlo. Se aproximó y
tendiéndole la mano comentó.
- Es un verdadero placer
conocer por fin a la persona que tanto ha hecho por nuestro pueblo. Es un honor
acogerle en mi humilde casa.
José respondió a la cortesía.
Estuvo en un trís de preguntar por Caterine, pero el gesto del hermano de Chang
le retuvo y aguardó a que el anfitrión tomar la iniciativa. Unos segundos de
silencio para sorprenderlos.
- Voy a tener el placer de
presentar a dos invitadas encantadoras. Están pasando unos días con nosotros
y según mis fuentes las conoce de algo.
En ese preciso instante la
puerta del salón se abrió y la adorable figura de Caterine, en compañía de
Neus, se hizo presente. Al ver a José se lanzaron a sus brazos, como dos
pequeñas, tras su primer día de colegio, al ver a su madre esperándoles en la
puerta. La felicidad de aquellos instantes era indescriptible. Con discreción
el anfitrión y sus compañeros se retiraron abandonando la habitación y dejando
la emotividad de ese instante intacta.
Trascurridos los primeros
momentos las emociones, tensiones y temores padecidos esos últimos días se
desvanecieron. Ahora estaban juntos, se podían abrazar y sentirse. Se
acomodaron en los sillones e iniciaron el relato de esos días separados. Las
trataban como autenticas princesas. En ningún momento sufrieron la menor
violencia física. Les tranquilizaron en primer lugar para rogarles subir al
coche y trasladarles a esa ciudad. Gozaban de todo, con la excepción de poderse
comunicar con el exterior o la posibilidad de salir de aquel palacio. José por
su parte les relató el calvario pasado desde su desaparición y como consiguió
llegar hasta ellas. Les previno. “Su libertad no iba a ser fácil”. Había
ciertas circunstancias y situaciones causantes de impedir una salida rápida a
esos momentos desagradables. Pero lo importante se decían era estar juntos y ya
era mucho. Esos días separados supusieron un infierno y ahora mejoraba
considerablemente.
Una hora larga de rencuentro
los mantenía abrazados cuando unos leves golpes en la puerta los interrumpió.
José se separó para atender la puerta e invitar a los anfitriones a entrar.
Reanudando la conversación entre los presentes.
- Le diré, muy a pesar mío,
que de momento no podrán abandonar esta casa. Pueden pedir cuanto deseen, con
dos únicas excepciones. Mantener contacto con el exterior o tratar de salir.
Siento, de corazón, actuar así. Usted es admirado por todos nosotros pero las
circunstancias mandan. Pero quiero hacerle saber nuestro máximo interés en
tratar con todos los medios a nuestro alcance resolver la situación.
Continuaban conversando cuando
el servicio entró con discreción.
- Cuando lo deseen. La cena
está lista.
La mesa estaba preparada hasta
el último detalle. Compartiendo la velada en armonía. Se habló especialmente de
la Fundación
de su enorme influencia en la sanidad pero sobre todo en la calidad de vida
proporcionada a infinidad de hogares
Tomaron café y
otras infusiones se realizó, tras la cena, en el salón...
José expuso al anfitrión la
propuesta comentada con el hermano de Chang. Tratar de poner en contacto a las
dos partes para resolver las diferencias y evitar de nuevo una guerra con consecuencias desastrosas para aquel
rincón del mundo. Los planteamientos y la estrategia montada por el famoso
personaje le parecieron correctos, pero no estaban solos.
- Sus planteamientos son
altamente interesante. Mañana nos reuniremos con las otras fracciones para
ponernos de acuerdo.
Como era muy tarde y
especialmente los viajeros estaban fatigados el anfitrión optó por proponer
retirarse a las habitaciones y descansar. Al día siguiente les esperaba una
dura jornada con la explicación del plan de paz.
Caterine y Neus solicitaron
estar juntas a su llegada. Ahora Neus cedió su lugar a José, aposentándose en el
designado a él. Fue una noche apasionada. Tres eternos días separados, se
convirtieron en un infierno, después de compartir durante más de un año los
días, las horas e incluso los minutos juntos.
Al abrir los ojos esa mañana
se encontró con el rostro de Caterine contemplando sus sueños. De inmediato
llegaron a su mente esos recuerdos vividos con su madre cuando ambos eran
adolescentes, sonrió aproximó sus labios, desatándose nuevas escenas de
compartir sensaciones. Al bajar al comedor, el resto del personal había
concluido su desayuno. Se sentaron y de inmediato el servicio les ofreció los
diferentes alimentos preparados para esa primera comida del día.
Repuestas las fuerzas para
afrontar una nueva jornada salieron al jardín. Bajo unos grandes cenadores,
conversaban los otros huéspedes con el anfitrión. Era distendida e incluso
divertida, pues pudieron escuchar a Neus reírse en varias ocasiones. Saludaron
con la cortesía requerida por la situación involucrándose en la conversación.
A las doce de esa mañana se
reunirían con varias personas en uno de los salones para ultimar todos los
detalles sobre la posible negociación con la parte gubernamental y zanjar de
una vez por todas las diferencias. José se ofreció como mediador. Todos
confiaban en el personaje y los dos bandos eran conscientes del peso
específico, del personaje en cuestión, en su pueblo.
- Me tenéis a vuestra
disposición.
Confirmó, cuando le
propusieron la asistencia a la reunión, mientras conversaba con naturalidad. Se
tocaron temas a tratar en la reunión y José aseguró no encontrar tantas
diferencias entre unas posiciones y otras.
Al principio, el ambiente en
el salón fue enormemente tenso. José fue consciente. Si no actuaba con rapidez
y eficacia, todo esfuerzo por llegar a un acuerdo sobre una posible negociación
se iría al traste sin remisión. Con gran dificultad para volver a retomar la
iniciativa.
- Les expongo el plan propuesto. Creo, con sinceridad, no hallar tantas diferencias.
Su intervención llegó en el
momento oportuno, cuando cada uno tiraba hacía sus intereses, olvidando la
verdadera cuestión del problema. Con gran habilidad y diplomacia consiguió
llevar aquella reunión a los cauces que le interesaban. La tensión de la sala
iba cediendo, pronto se dio cuenta de estar haciéndose con los presentes.
Verdaderamente estuvo brillante y cuando finalizó su intervención consiguió
arrancar unos aplausos del grupo. Su plan suponía ceder en algunas cosas pero
en líneas generales satisfacía las principales peticiones. Si la parte
gubernamental estaba de acuerdo no habría problema para solucionar las
diferencias.
- Ahora buscaremos el
interlocutor valido.
Se pudo escuchar en uno de los
presentes. Por lo visto se incorporó tarde a la reunión. El resto aseguró no
encontrar mejor interlocutor que el padre del plan. Además de conocerlo era un
personaje aceptado sin reparos. El peso especifico de José entre las
autoridades y el aprecio popular, eran cartas de presentación insuperables por
ningún otro. Una de las condiciones previas del plan fue la de mayor discusión.
José abandonó la reunión para dejarlos
debatir. Las condiciones para presentar el plan a la parte gubernamental
consistían en liberar a las dos mujeres como muestra de buena voluntad. En el
momento de abandonar el salón comenzaron las discusiones. Unos alegaban que si
daban una muestra de buena voluntad, la otra parte también podría hacerlo
liberando a sus guerrilleros. Se hizo la hora de la comida Caterine, José y
Neus entraron en el comedor para reponer fuerzas. En el salón proseguían las
discusiones y al servicio le tocó llevar bandejas con alimentos y bebidas para
toda esa gente. Llegó la hora de la cena y tres cuartos de lo mismo. Cenaron en el comedor mientras los
reunidos lo hacían en el interior del salón. Tomado desde las doce de ese día.
Se disponía a ir a sus
habitaciones cuando la puerta del salón se abrió y le rogaron entrar, para
comunicarle el acuerdo logrado. Al regresar a la habitación donde le esperaba
Caterine estaba agotado. Había triunfado en su primer asalto, pero ahora le
tocaba afrontar la parte más difícil, negociar con el poder. Caterine estaba
orgullosa de aquel hombre con quien compartía su vida. Se abrazó a él y
recostaron sus cuerpos para descansar, después de aquel día agotador. Era
necesario recuperarse y poder estar lo más despejado posible para afrontar la
negociación con la otra parte.