-EL DESENLACE -
La tensión de la concentración le había
agotado hasta tal punto que se quedó completamente dormido. Al poco tiempo el
mundo de los sueños penetró en el subconsciente y comenzó a soñar. El personaje
era Paco que tras más de tres años perdido regresa a casa y en el umbral de la
puerta le estaba esperando Amparo. Sé lanzó a sus brazos y en ese preciso
instantes se despertó. Amparo le abrazaba con todo su cariño, sus labios se
unían con el deseo desenfrenado de dos adolescentes. La ropa fue desapareciendo
de sus cuerpos y protegidos por las sabanas se perdieron dentro de ellas.
Cuando la fogosidad del momento se calmó un poco, pudo observar a su querida
esposa, su mirada, esa mirada tierna, dulce y cariñosa que brotaba de esos ojos
verdes le hicieron recuperar la fogosidad inicial y de nuevo se vieron inmersos
en la pasión del momento. Nuevamente la calma sosegada, las caricias tiernas, y
suaves recreando su sentido del tacto en el cuerpo de su pareja. Las sonrisas a
flor de piel y todo el sentimiento puesto en el otro. Paco pudo comprobar como
Amparo esperaba a que fuera él, quien rompiese el silencio. ¿Su marido era
consciente de quien era? ¿Hasta que punto había recobrado su pasado? ¿Recordaría todo? En su mente se mezclaban
las sensaciones de placer, de amor hacía aquel hombre que había compartido
tantos años con ella, y la incertidumbre de sí sabía algo. Si había vuelto. Pero la duda continuaría durante algún tiempo
más, él no estaba dispuesto a perder esos maravillosos momentos. De amor de
entrega mutua y compartir sensaciones,
de sexo, de ternura, de adoración hacía la persona querida. Por fin él tomó la
iniciativa. No abrió la boca, sé levantó le tendió la mano y entraron en el
aseo. Conectó el jacuzzi se introdujo en él, haciéndolo Amparo a continuación y
de nuevo en aquella balsa de burbujas la pasión entre la pareja se desató.
Había sido el sueño de Paco durante mucho tiempo, perderse en una bañera, como
una piscina, con su mujer y disfrutar de sus cuerpos. Ella le miró fijamente,
estaba convencida que Paco había vuelto, su mirada, su sonrisa, pero
especialmente su forma de comportarse le indicaban que era consciente de su
realidad. José no se hubiera atrevido a tomar la iniciativa, de eso estaba convencido.
Pero porque no decía nada. Esa actitud era típica de su esposo. Estuvo en un trís
de romper ella el silencio, pero consiguió controlarse. Recordó las palabras
del psiquiatra. “Por muy cerca que creáis que Paco esta volviendo a recuperar
su pasado no os precipitéis. Podría retroceder de nuevo. Salieron de la bañera,
él secaba su piel y ella hacía lo propio con la de su esposo. Sé pusieron los
albornoces y se ataron el cinturón. Regresaron a la habitación se detuvieron
junto a la cama y él con una lentitud excitante comenzó a deshacer el nudo del
cinturón de su compañera. Cuando cada extremo caía hacía un lado con la misma
parsimonia fue separando las dos solapas del albornoz. Sus respiraciones sé
aceleraban por momentos. Él aproximó sus labios al cuello de su esposa y al
tiempo que besaba su cuerpo la zona acariciada por sus labios descendía hacía
sus pechos desnudos. Se sumergían cada vez más en aquel placer. Concentraban su
atención en captar todas las sensaciones
que sus sentidos les transmitían, pero Amparo se convencía cada instante que
tenía a su marido delante. El rostro podría ser el de José pero su
comportamiento era el de su esposo. No tenía la menor duda.
Por fin Paco se decidió a romper el
silencio. Había reinado durante más de ciento veinte minutos y cuando no lo
esperaba escuchó su voz.
- Mi vida te lo creerás o no pero la otra
noche pensé que era la primera vez que hacía el amor. Pero recapacitando me di
cuanta que lo había hecho ya con otra mujer.
Amparo se quedó, algo, sorprendida esperaba
que le dijera que había recobrado la memoria o algo por el estilo y le salía
con esas. Pero haciendo gala de su serenidad y control le respondió.
- La experiencia fue mejor o peor que la de
ahora.
Paco sonrió era claro el tono irónico de su
contestación y no le hizo esperar para recibir respuesta.
- Si quieres que te diga la verdad fue tan
maravilloso como anoche o ahora.
Dejó pasar unos segundos y de inmediato
añadió.
- Porque esa persona era mi mujer. La misma
que en estos momentos tengo entre mis brazos compartiendo sentimientos, cariño
y amor.
Un suspiró profundo se pudo escuchar con
claridad y el abrazo casi salvaje se produjo entre los dos. Lloraba de emoción,
le besaba lo mimaba y se entregaba de nuevo a su esposo.
- Lo recuerdas todo.
La afirmación los envolvió de nuevo en aquel
juego de entrega mutua.
Pierre, por orden de Amparo telefoneó a
Bordeaux y rogó que alquilasen un jet y se presentaran urgentemente en Valencia
para la cena.
Estaban todos en el salón cuando el servicio
avisó que la cena estaba preparada. Solo faltaba Ana que se encontraba en su
habitación estudiando, Ramón iba a avisar a la señorita cuando Paco le
interrumpió
- Déjelo. Ramón, iré yo y le avisaré.
Pierre y Amparo eran los únicos que sabían,
que había recobrado su pasado, mientras el resto se miraban extrañados ante la
salida de José, ellos sé miraron y sonrieron. Tras la cena se reunirían para
informarles de la noticia.
Paco subió por las escaleras hasta el primer
piso. Llegó a los aposentos de su hija mayor y entró sin llamar. En el salón no
estaba. Sin duda si se encontraba estudiando estaría en su despacho. Abrió la
puerta del mismo y tampoco encontró a nadie. “Esta chiquilla” Pensó “Seguro que
esta leyendo en la cama”. Su padre lo recordaba bien. En efecto al abrir su
dormitorio la encontró tumbada en su lecho leyendo un libro y con el lápiz en
la mano. Su hija se sorprendió al verle pero al observar su expresión
comprendió que su padre había vuelto del mundo de subconsciente.
- ¡Papá! ¡Papá!
Se lanzó a sus brazos. En ese momento
recordó cuando era pequeña y regresaba del colegio de trabajar. Al verle entrar
por la puerta se lanzaba a sus brazos le
estampaba dos sonoros besos en sus mejillas y le pedía “Los rescatadores papá,
los rescatadores”. Las lágrimas acudieron a los ojos de padre e hija. La
emoción embargaba sus cuerpos y tardaron en separarse. Fue su padre el que tuvo
que advertirle que le esperaban bajo. Le rogó que no comentara nada. Solo su
madre y Pierre sabían que había vuelto.
Durante la cena los cruces de miradas entre
padre, madre e hija fueron constantes. No había lugar para tanta felicidad.
Por fin llegó el momento cumbre. Amparo rogó
a sus invitados que el café se lo tomarían en la biblioteca, tenía llave y
quería conversar con todos sin que los niños les molestasen. En torno a una
mesa les sirvieron el café. Allí se sentaron, Marie, Bernard, el psiquiatra,
Pierre, Ana, Amparo y Paco. Habían quedado anteriormente que fuera él quien se
encargara de informar a todos sobre su vuelta. Así pues se levantó de su sillón y pausadamente
comentó.
- Querida señora Marie, querida mama,
apreciable amigo Bernard, señor doctor, querido investigador privado, mis
vidas, Amparo y Ana. Hace tiempo me fui a un viaje de donde uno sabe cuando se
ha ido pero nunca sabe cuando puede regresar. He conseguido con vuestra
incondicional e inapreciable ayuda volver. Lo siento por ti, mama, pierdes de
nuevo un hijo. Pero, tienes que saber que, ganas al amigo y a la amiga más
incondicionales que hayas podido tener en tu larga vida.
Paco prosiguió con su discurso, no lo había
preparado, las palabras conforme le llegaban a su mente las soltaba. Todos
estaban asombrados, pero al mismo tiempo se alegraban que por fin aquella
pesadilla hubiera tenido un final tan feliz.
Preguntas y contestaciones se intercambiaron
a lo largo de las seis horas que permanecieron en la biblioteca. Todas tuvieron
su respuesta, nadie se pensaba guardar nada. Hubo, solicitud de perdón, de
agradecimientos, de deseos, de ayudarse siempre que alguno de los presentes lo
necesitasen. Pero de nuevo la incertidumbre la duda y las reflexiones aparecieron
en la sala cuando Paco expuso el problema que se presentaba.
-
¿Ahora que? ¿Aparece Paco y José ha muerto?
¿Recupero mi fisonomía original? O por el contrario. ¿Paco no ha vuelto
y José sigue vivo y coleando ante el mundo y la sociedad? ¿Qué problemas legales podemos encontrarnos?
¿En que situación quedaría el holding ante tus cuñados Marie?
Todos se alegraban de la recuperación de
Paco, pero ese increíble hombre había puesto de nuevo el dedo en la llaga.
Había que sopesar todo y tomar una determinación entre los presentes. Debían
estudiar meticulosamente todos los pros y los contras. Pero Paco rogó que lo
que decidieran fuera cuanto antes. Deseaba comunicar su regreso a sus otros
tres hijos que seguían con la incertidumbre de saber donde se encontraba su
padre.
Fue Marie la que se levantó de su sillón con
la ayuda de su incondicional amigo Bernard.
- Mi adorable matrimonio, no puede haber
ningún problema con el holding todo figura a vuestro nombre. Durante este
último año lo habéis ido comprando y no hay nada a nombre de la familia
Bordeaux. Si queréis, podéis tirarnos hasta de casa, pues también os pertenece.
Sé muy bien que nunca podré reparar el daño que he hecho a esta familia por eso
creo que me merezco que mi destino este en vuestras manos.
Amparo se aproximó a la anciana y la abrazó
con todo su cariño.
- Mientras estés en este mundo tú serás la
que disponga todo, aunque el holding figure a nuestro nombre legalmente,
moralmente te pertenece y tanto Paco como yo lo dejamos en tus manos.
De nuevo las emociones se dieron cita en
aquella amplia habitación.
Eran las diez del día siguiente cuando el
coche de la familia se ponía rumbo al aeropuerto. Marie, Bernard, Paco y Amparo
iban a subir al avión que los transportaría a Suiza. El psiquiatra y Pierre
volaban a París y de allí uno a Bordeaux y el otro a su ciudad junto a su media
naranja. Alín.
Todos estaban expectantes mientras los
doctores iban retirando los vendajes que cubrían la cara de Paco. Por fin su
cara se iba descubriendo y el rostro del profesor de educación física volvía al
lugar original. Ahora volvía a ser Paco en todos los aspectos.
A la semana regresaban a Valencia
se inventaron una historia en la que Paco sin memoria fue vagabundeando por ese
mundo y fue a terminar en la campiña del Garona donde un tal Michel lo había
recogido y dado trabajo en los viñedos y allí estuvo trabajando hasta que
recobró la memoria. Telefonearon a su esposa para que acudiese a su lado y
ahora regresaba a casa de nuevo.
Paco por fin se pudo abrazar a sus otros
tres hijos. En la intimidad del hogar junto a su madre los tres escucharon la
verdadera historia de su padre.
F I N