Las emociones ahogaban a la joven doctora. Era increíble lo vivido en
esa jornada. Sus sensaciones, sus ilusiones, su cuerpo, su alma flotaban en esa
cálida tarde de verano. El servicio le instaló en una de las habitaciones para
invitados. Todas las comodidades imaginables estaban a su disposición. Había
estado hasta muy tarde, ese primer día, trabajando codo a codo con Joel, quien
le puso al corriente de las vías de
investigación llevadas por el doctor Carbonell. Pero no pudo evitar mostrarle
las llevadas por él.
-
Lo maravilloso de este hombre.
Le
comentaba.
-
Es que te deja tomar iniciativas. Jamás te pide cuentas y tan solo te propone
diferentes posibilidades de investigación eligiendo tu la que mas se
identifique con tu forma de actuar. Por supuesto siempre procuro hacer, en
primer lugar, lo que me pide. Pero en más de una ocasión he estado enfrascado
en investigaciones propias y he olvidado realizar lo sugerido. Pues bien, jamás
le he escuchado una frase de desagrado o de enfado por no realizarlo. Se
interesa por lo que hago y me anima siempre a seguir. Nunca me ha dicho que
algo estaba mal. Y si en alguna ocasión percibía que me estaba equivocando,
jamás lo recriminaba. Me anima a busca otras alternativas y a no obsesionarme
aunque no salieran las cosas.
Dany estaba embelesada al
escuchar a su nuevo compañero. Pero no estaba muy segura que fuera tan
perfecto. “Tendrá algún defecto digo yo” Pensaba en su interior, pero al acudir
a su mente el curso impartido en París,
inmediatamente volvía a embobarse escuchando a su colega. Cuando le
confesó que una de las investigaciones, que más tiempo dedicaba el doctor,
consistía en tratar de solucionar el problema de enervación de la medula
seccionada, se quedó petrificada al asegurarle que llevaba en ese campo más de
cuarenta años. Jamás desesperó y estaba seguro de conseguirlo. Gracias a su
tesón logró grandes éxitos en otros campos. No ocultaba nada de lo investigado
y cualquier avance lo comunicaba por medio de revistas médicas.
- No tiene el menor afán de
protagonismo. Es más cuando le hice la observación. “No tiene miedo que otros
se aprovechen de sus descubrimientos al revelarlos casi de inmediato”. Siempre
respondía de la misma forma.
“Mi querido amigo. Creo que
cualquier investigador, y especialmente en el campo de la medicina, que oculte
datos validos para que otros colegas puedan llegar a una solución del problema
es un idiota. Tenlo en cuenta. Lo importante es solucionar problemas a la
gente, no ser uno quien lo consiga”.
Joel, comentaba una y otra vez
a Dany, que aquel hombre era capaz de sorprenderte casi en cada momento.
- Hay que convivir con él para
saber realmente la humanidad, la capacidad, la inteligencia y mil cosas más que
posee este increíble personaje. Aunque te parezca mentira, le gusta la soledad.
La vida social no le atrae en absoluto. Pero por desgracia, tanto su trabajo
como el de su esposa se ven volcado a llevar una vida social importante.
Dany impresionada por los
relatos y sin saber muy bien el porqué soltó.
- ¿Pero tiene algún defecto
este hombre?
Sonrieron ante la pregunta y
siguiendo el mismo tono contestó.
- En los aspectos que yo le
conozco. No. En su vida íntima, la verdad no lo sé, pero por la forma que su
esposa lo mira, mima y espera su llegada, creo que tampoco debe tenerlos.
Muy entrada la noche se
despidieron para descansar.
Dany se despertó temprano, el
servicio tenía preparado un completo desayuno, pues por la noche se informaron
cuando la señorita tenía pensado levantarse. Aunque insistió asegurando que se
prepararía ella algo, no lo consintieron. Ni en un hotel de lujo se estaba tan
atendida. Una relajante ducha dio paso a la primera comida. Se sentó a la mesa,
preparada con exquisito gusto, y el
servicio le ofreció una gran variedad de
alimentos. Al salir de casa, la luz sustituía tímidamente a la oscuridad, pero el sol no despuntaba aún por
el horizonte Al ir al cobertizo se sorprendió al ver luz artificial. Al entrar
le saludo Joel. Había llegado pocos minutos antes y estaba preparando todo para
iniciar el trabajo.
Las naves cubiertas junto al
cobertizo extrañaron y la joven y no se demoró en preguntar. Eran invernaderos,
le explicó Joel que casi toda la fruta, verduras, legumbres y demás productos
de la tierra los proporcionaban esas naves y además se encargaba de llevarlas
personalmente el doctor.
- ¿Te habrás dado cuenta de la
calidad de los alimentos? Pues la mayoría salen de esos huertos cubiertos a los
que cuida y mima. Sus padres fueron huertanos y él se crió en España. En
Valencia, en su huerta. En compañía de su hermana Rita fueron los pioneros de
los invernaderos en España y llegaron a levantar los más grandes de Europa.
Continuó relatándole
anécdotas. Asegurándole que la capacidad de sorpresas, con ese hombre, era
inagotable.
Ella, le había sorprendido por
su capacidad de trabajo y especialmente por su metodología en la investigación.
Pero ese día comprendió el porqué José le invitó a trabajar con ellos. Era un
genio. Sistemática, intuitiva y con una capacidad de trabajo difícil de superar.
Le recordó a su maestro. No había visto a nadie, a excepción de José, con esa
claridad y esa capacidad para la investigación. No pararon ni para comer. El
servicio llevó al cobertizo dos bandejas con comida y transcurrido un tiempo
prudencial regresaron con discreción a recogerlas. Joel estaba encandilado con
aquella mujer, pues amen de su belleza, poseía un don para la investigación que
le tenía embelesado. Cuando se hizo la hora de la cena de nuevo el servicio les
llevó dos bandejas repletas. La pareja seguía concentrada en su investigación.
De vez en cuando se aproximaban a las bandejas y picoteaban alguna cosa.
Dany descubrió una vía a la
investigación principal de José y no era cuestión de perderla. Estaba
convencida que el fallo se debía a unos pasos previos de los que partía como
seguros y a ella no le parecieron así. Llevó esas primeras investigaciones unos
cuantos pasos atrás y de momento, partiendo de unos puntos anteriores, lo que
estaba realizando iban por buen camino.
Cuando esa mañana entraban por
el jardín Caterine y José de su aventura en la intimidad, se extrañaron de ver
luz en el cobertizo. Descendieron del vehículo y abrazados entraron. No se
percataron de la presencia del matrimonio. Estaban tan metidos en la
investigación que no sintieron su llegada.
- ¿Habéis llegado a salir de
aquí?
Al romper su concentración
elevaron las miradas y al ver a su maestro se apresuraron a comunicarle su
descubrimiento. Cuando José comenzó a seguir el proceso se quedó maravillado.
- Seré burro. Lo he tenido
delante de mí durante más de treinta años y he sido incapaz de darme cuenta.
Cuando Caterine escuchó a su
esposo sabía que se quedaría en el laboratorio. Era consciente que no debía
molestar. Suponía mucho para él pues llevaba demasiado tiempo detrás de ello y
ahora parecía que la luz se había encendido. Besó con ternura a su esposo y
salió para regresar al coche, solicitar del servicio ayuda para llevar las
maletas a su habitación y organizarse un poco.
Estaba deshaciendo las maletas
con la ayuda del servicio cuando advirtió.
- Preparen el almuerzo para
esos locos de la ciencia, son capaces de pasarse días sin reponer fuerzas.
Cuando este preparado me avisan y bajaré al comedor.
Las primeras dificultades que
la pareja encontraron al iniciar ese
camino se solucionaron pronto con la llegada de José. Trabajaron sobre varias
alternativas. Pero José les aseguró que estar en la senda correcta. Cada dos
horas se juntaban con sus anotaciones y exponían las vías seguidas. Pero si se
presentaba algún problema o se pensaba haber dado con algo, se debía avisar a
los otros. A lo largo del día solo se celebraron las puestas en común acordadas
y todas las dudas fueron solucionándose.
Llevaban tres días seguidos
inmersos en su trabajo cuando en una de esas reuniones José les aseguró estar
muy cerca. Tenía la convicción de tratarse de una estructura microscópica de
composición fisicoquímica las causantes de la muerte de las células nerviosas,
cuando estas se seccionaban. Si estaba en lo cierto, deberían seguir sus
investigaciones tratando de descubrir cual era esa estructura y como o donde se
generaba.
Sin previó aviso comentó.
- Dejemos todo. Vamos a comer
a casa. Nos llevaremos nuestras anotaciones y nos perderemos unos días en la
cabaña de la montaña. Respiraremos aire puro y podremos discutir los pasos a
seguir y la metodología más correcta para descubrir esa estructura.
No hubo el menor pero.
Abandonaron el laboratorio, entraron en casa y tras ducharse y cambiarse de ropa
se sentaron a la mesa. Caterine no se encontraba en casa, el servicio le
comunicó su salida a comer con su tía para tratar asuntos de la empresa. Subió
a su habitación cogió el móvil y le telefoneo. Disculpándose por tenerle tan
abandonada, precisamente ahora que necesitaba más que nunca su apoyo y cariño.
Caterine sonrió y contestó a su esposo que estaba perdonado. Siempre y cuando
esa noche le llevara a cenar y a bailar. Lo dio por hecho. Previa disculpa y
rogando su permiso, le comunicó su deseo de perderse en la cabaña con ella y
sus colaboradores durante unos días. Era su refugio privado, pero estaba claro
que si su esposo se lo pedía era porque lo necesitaba.
- Estás cerca. ¿Verdad?
Estaba segura que por fin las
esperanzas, de conseguir lo que tanto buscaba, eran reales. Podían ir a
cualquier otro lugar. Pero sabía la necesidad de su esposo de aislarse y su
cabaña reunía todos los requisitos. Comieron, se prepararon una bolsa con los
efectos personales, recopilaron todos los apuntes recogidos durante esos días y
en coche se desplazaron hasta los talleres donde recogieron a Caterine para
perderse en la montaña.
- Solo hay dos habitaciones,
espero que no os moleste compartir una.
Se miraron. Sonrieron. No había
problema, pero ahora tras llevar más de una semana, juntos, ni siquiera se
habían fijado uno en el otro. Cuando fueron conscientes que comenzaban a
mirarse de forma distinta se ruborizaron. La presencia física de los dos era
bastante aceptable y los dos vivían por las mismas cosas. Tenían demasiado en
común para no pensar en una relación de otra índole.
Instalados les invitaron a
salir con ellos. Evitando que la torpeza masculina lo estropeara Dany aseguró
estar muy cansada. Deseaba recuperarse y reanudar el trabajo a la mañana siguiente
despejada. Mentía. Le hubiera gustado salir pero comprendía que después de
cuatro días sin su mujer, y más esperando su primer bebe, lo que desearían es
estar solos. Les rogó que saliesen tranquilos, ellos se prepararían alguna cosa
para cenar.