jueves, 10 de enero de 2013

EL PRIMER AMOR - TERCERA PARTE - CAPITULO XXIII- UNA ESPERANZA


   Tres días perdidos en la montaña, bajo la protección del lugar de reposo de su querida esposa, permitió aclarar muchas ideas. Esa mañana pidió permiso a sus colegas para mandar, las últimas investigaciones, a las revistas médicas. Conforme lo proponía, Dany, expresaba su sorpresa. Miró a su compañero esperando una explicación. “¿Como se iban a negar a algo así?”. Pero José era consciente, que gran parte del merito de esos últimos avances, era consecuencia de las aportaciones del nuevo miembro del equipo. No dudo en consultar con ellos para enviar los resultados.
   Subió al coche con Caterine. Se acercaron a la ciudad, depositando en correo toda la información. Insistiendo, a los editores de la revista con una nota adjunta a los artículos, que figurasen los nombres de sus colaboradores. Añadiendo una introducción presentando y resaltando el importante aporte de Dany. Un nuevo genio de la investigación al que tenía el honor de presentar al mundo de la ciencia.
   La publicación en las revistas especializadas, causó un gran impacto en el mundo profesional de la medicina, pero llegó a trascender a los medios de comunicación, donde se atrevieron a aventurar que el problema de la tetraplegia estaba solucionado.
   Tras una semana de aislamiento en la cabaña regresaron a casa. Emisoras de televisión y radio aguardaban impacientes la llegada del doctor para confirmar la información dada por los medios de comunicación. Cuando los primeros periodistas le comentaron la noticia que circulaba por todos los medios y noticieros del mundo, se indignó. “Como se podía jugar con las esperanzas de miles de seres humanos relegados a la cama o a la silla de ruedas de por vida”. Pensaba mientras entraba en casa. Se tomó un pequeño respiro para serenarse y poder hablar con mayor claridad de ideas. Invitó a los periodistas a entrar en casa, organizando una rueda de prensa en el salón. Subió a su habitación se duchó y tras vestirse bajó junto a su esposa, Joel y Dany. Se sentaron frente al nutrido grupo de informadores. Iniciando la rueda de prensa.
    - En primer lugar.
   Comenzó diciendo, con el semblante triste. Por primera vez se pudo ver el rostro enfadado del doctor. Habló pausadamente y midiendo como nunca sus palabras.
   - Quiero pedir perdón a toda persona que por un error en la información. Desconozco quien puede ser el culpable. Pero, para mí, poca importancia tiene ahora. Me duele, en lo más profundo de mí ser, haber creado falsas esperanzas. Mis colegas, aquí presentes y yo estamos en el buen camino. Pero las cosas hay que contarlas como son. Llevamos tras estas investigaciones la friolera de cuarenta años. Y si es cierto que nunca estuvimos tan cerca, se pueden tardar años para una eficacia plena.
   Su discurso se prolongó por espacio de sesenta minutos. A lo largo de la exposición cedió la palabra en varias ocasiones a sus colegas. Y finalizó su discurso interesando de forma especial al colectivo médico.
   - Hemos conseguido descubrir como estaba formada la estructura microscópica y estamos en el buen camino de construirla fuera de la célula nerviosa. Hoy mismo hemos enviado a las redacciones de las revistas científicas unos artículos mostrando lo informado. Eso supondrá un gran avance hasta conseguir lo que se pretende. Pero solo es eso. Una esperanza. No una realidad.  
   Tras la intervención, en la mayoría de los países occidentales se montaron mesas redondas sobre el tema, debates entre científicos, psicólogos, religiosos y de diferentes campos de la sociedad. En todos ellos, los escépticos abundaban más que los optimistas. Pero todos mostraron su deseo de llegar a un resultado satisfactorio.
   Caterine se dio cuenta, que la mejor manera de no distraer a su marido en esos momentos, era volcarse en su trabajo. Comenzó a investigar en nuevos campos. En concreto, sobre colecciones de premamá. Aquella ocupación le llenó plenamente y los escasos minutos libres lo disfrutaron juntos.
   Comenzaron los primeros experimentos, tras los planteamientos teóricos y algunos prácticos. Decidieron probar con animales.
    Fueron dos meses de continuos intentos, de esperanzas y de fracasos. La recuperación del movimiento cuando la sección de la medula era muy reciente se conseguía, en un treinta por ciento con éxito, pero si el tiempo transcurrido superaba los ciento veinte minutos, no consiguieron ni un solo resultado positivo. Fueron capaces de fabricar artificialmente esa estructura fisicoquímica, pero había algo más que influía en la posible regeneración, en cuanto a funcionamiento, de la célula nerviosa. Sospechaban que tal vez hubiera otra estructura y posiblemente se encontrara en la circulación sanguínea teniendo una acción conjunta con la otra. El camino a seguir era claro. De existir. El siguiente paso sería desmenuzar todos sus componentes y factores de actuación.
   Desde que Dany se les unión, la joven vivió esos meses como minutos. Junto aquel hombre el tiempo parecía detenerse en el laboratorio, mientras que en el exterior los días y semanas pasaban con increíble rapidez. Allí junto a ese genio se perdía la noción de muchas cosas, pero especialmente del tiempo. José salió del cobertizo y se metió en los invernaderos. Solía hacerlo siempre que se estancaba en algo, o necesitaba estirar las piernas. Allí se entretenía con las plantas y las mimaba con verdadero cariño. Caterine se fue de New Ville, en concreto de acercó a Lyón para subir al jet y desplazarse a Madrid. Estrenaba, en la pasarela Cibeles, su colección de premamá. Iba a estar una semana fuera. Pero el teléfono no lo dejaron descansar en todo ese tiempo.
   Andaba cuidando unos tomates cuando la voz de Dany le sorprendió al comunicarle el descubierto de la nueva estructura. Efectivamente estaba muy ligada a la circulación sanguínea, pero desconocía su función. Abandonaron el invernadero y entraron en el laboratorio. Teniendo la seguridad de su existencia, descubrir el resto sería cuestión de tiempo.
   Siguieron, con meticulosidad los pasos investigados. Conforme los analizaban se iban confirmando las sospechas de la joven investigadora. De pronto se miraron, José se abrazó a su compañera y soltó una expresión que le abrumó.
   Antes del regreso de Caterine consiguieron formar la estructura en el laboratorio. Era el momento de comenzar a aplicar todo ese trabajo. Las primeras pruebas no podían ser mejores, en todos los casos se estaba consiguiendo la movilidad de las extremidades, paralizadas por la sección de la medula. Realizaron más de doscientos experimentos y todos con un éxito del cien por cien. Pero de nuevo cuando la intervención se realizaba después de las dos horas su eficacia descendía proporcionalmente a al tiempo pasado desde el accidente hasta la intervención.
   Como siempre, al descubrir algo nuevo, enviaron al momento a las mejores revistas médicas los resultados de sus investigaciones y las perspectivas posibles, ofreciendo diferentes vías de investigación. Rogando ponerse en contacto con ellos ante cualquier avance. José repetía hasta la saciedad que lo tenían al alcance de la mano y si otros colegas, con lo investigado por ellos podían llegar antes a una solución mucho mejor.
   A los tres meses de probar con éxito. Los llamaron del hospital central de New Ville comunicándoles el accidente sufrido por un hombre al lanzarse a su piscina. Se seccionó la medula espinal a la altura de las cervicales, de tal forma que se vería para el resto de su vida esclavizado a la silla de ruedas. No había transcurrido ni diez minutos cuando los tres científicos se presentaban en el hospital. Noventa minutos separaban al lesionado de su fatal accidente. Se metieron en el quirófano y se pusieron a trabajar.
   Cuatro horas les llevo la delicada operación. Estaban convencidos del éxito. Pero debían esperar a la reanimación del paciente superado el efecto de la anestesia.
  - ¡José! ¡Esta moviendo los pies!
  Se apresuró a avisarle cuando comenzó a moverse. No había que tirar las campanas al vuelo pero aquello era significativo. El joven padre fue despertando, movía sus manos y brazos, los dedos de los pies, el tobillo e incluso flexionaba las rodillas. Permanecieron con el operado por espacio de tres días y todas las pruebas realizadas pudieron gozar del éxito.
   Cuando, al terminó de esos días todo daba a entender la eficacia de esa técnica, José comenzó a llorar. Le costaba creérselo y, eso que había trabajado como un loco en ese proyecto. Comprobó los resultados con animales multitud de veces. Pero ahora ver aquel joven padre de familia como saludaba con su mano a través de la mampara de cristal a sus dos hijos y esposa, le pudo la emoción. Dany lo abarcó entre sus brazos y emocionada tanto como su maestro le repetía una y otra vez.
  - Lo ha conseguido, doctor, lo ha conseguido.