jueves, 6 de octubre de 2011

NEGRITA PURA VIDA CAPITULO 15 LA PESADILLA

- CAPITULO - XV -

- LA PESADILLA

Con un dolor, solo sufrible por esa raza marginada y castigada a través de los siglos, Negrita aguantaba todo gesto de dolor. De pie junto al porche de la cabaña, en la primera planta, permanecía con el rostro iluminado por la felicidad que embargaba su alma. Por su mente desfilaban un sin fin de imágenes recordando esos últimos días conviviendo con Su Viejito. Sin duda los mas felices de su existencia. El dolor físico pasó a un segundo plano. La dicha de verse liberada del Gringo y especialmente compartir su vida con Su Viejito le hacía olvidar cualquier otra cosa.

Esa mañana se levantó de su cama haciendo un esfuerzo sobrehumano. Pero nadie consiguió convencerle o hacerle desistir de su intento. Después de los desvelos y atenciones de la familia de Gonzalo, se sentía incapaz de permanecer en cama sin salir a despedirlos. Su estancia concluía en Puerto Viejo. Ahora les restaban dos jornadas, una de ellas para cumplir el compromiso con el presidente de la nación. La otra para regresar de nuevo a España. Gonzalo, como previamente quedó con sus familiares, no les acompañaría. Los actos sociales era algo que aborrecía y el estado de Negrita le permitió encontrar la excusa necesaria ante las autoridades para eludir el encuentro.

Los coches oficiales aguardaban en el jardín a la espera de dar por finalizadas las despedidas y llevarlos a Limón donde embarcaría en el reactor presidencial. Fueron los conductores y algún agente de la escolta los que se encargaron de llevar los equipajes a los maleteros. Empezando por Ana fueron despidiéndose de los ocupantes de la cabaña. Negrita aguantó el tipo hasta que la comitiva se perdió en la selva siguiendo el camino de entrada a la cabaña. Pero no habían desaparecido los vehículos cuando la enfermera, le exigió regresar a su habitación. Consciente del esfuerzo que estaba realizando, pero también porque era la hora de aplicar una nueva cura.

Anita comentaba con su esposo la felicidad que llenaba su corazón al encontrar a papá en un estado tan formidable. La misión que se impuso en aquel rincón del mundo le proporcionó unas tremendas ganas de vivir ayudándole, sin ningún género de dudas a superar la pérdida de mamá. Salvo el incidente de fin de año pasaron unos días inolvidables. Comenzando por el estado de su padre, y siguiendo con la noticia del compromiso de Alberto con Ángela. Cuestión que le supuso a ella misma la liberación de un gran peso mantenido en secreto durante mucho tiempo. Para finalizar su comentario.

- Cuanta razón tenía Alberto al asegurar la capacidad de embrujo de Puerto Viejo. O la carga de verdad en la frase preferida de papá. PURA VIDA.

El jet presidencial aguardaba a los viajeros para trasladarlos hasta la capital. Fue un viaje movidito especialmente en su último tramo. Las tormentas que rodeaban el valle central, provocó las turbulencias, que ocasionó los movimientos del jet. Pero la cosa no fue a mayores. De nuevo a pie de pista les aguardaba don Gilberto y el ministro de interior. Los saludos y la extrañeza por la ausencia de don Gonzalo, dieron pie a las aclaraciones correspondientes. Para subir a los vehículos con destino al hotel reservado por el ministro. Las dos personalidades permanecieron en uno de los salones del complejo hotelero hasta que sus invitados se ducharon, cambiaron de ropa y estuvieron dispuestos para partir juntos hacia la residencia presidencial.

Por fin el compromiso pasó y pudieron regresar al hotel. Al preguntar en recepción si había algún espectáculo en la capital el recepcionista le comentó que en el teatro nacional se estaba representando la opera Carmen. No tardaron en confabularse la familia y tras confirmarles recepción que tenían un palco, se apresuraron, para cenar, subir a sus habitaciones y tras el aseo y cambio de ropa fueron caminando hasta el teatro, pues se encontraba a menos de media hora del hotel. El paseo por las calles les vino bien para rebajar un poco la cena, comprobaron el poco ambiente, en comparación con Madrid, de las calles de San José. La representación de la opera fue mejor de lo esperado. La calidad de la orquesta les sorprendió así como los actores secundarios.

Pues los principales eran cantantes contrastados internacionalmente. No se levantaron tarde pues su vuelo salía a media mañana. Desayunaron en el hotel y los conductores de los coches oficiales se encargaron de realizar los trámites del pago del impuesto de emigración, así como la facturación y retirada de la carta de embarque. Luego regresaron al hotel a por los pasajeros que aguardaban en los sofás de la entrada. Cuando fueron a liquidar la cuenta se encontraron con la respuesta.

- Son los invitados de nuestro presidente. Todo esta pagado.

Aguardaban en la puerta de embarque cuando Anita se puso en contacto, por medio del móvil, con su padre.

Preguntó por Negrita y tras recibir buenas noticias quedó con su papi en telefonearle de nuevo cuando se encontrase en casa.

Tras comentarle que su hija había telefoneado preguntando por ella, sonriendo agradeció su interés y al mismo tiempo le pidió.

- Me muero de ganas por ver de nuevo mi Caribe. Mi viejito. Me acompaña.

No hizo falta volverlo a repetir, con la ayuda de la enfermera le incorporaron para bajar las escaleras. Lo realizó con dificultad, pero sus ansias por ver su Caribe era superior a los dolores o molestias. Al traspasar la ultima cortina de árboles, palmeras y matorrales el mar se ofrecía a esos vivos, dulces y chispeantes ojos verdes. Saliéndole de lo mas profundo de su ser. Comentó.

- Tengo ante mí, lo que ocupa mi corazón, lo colma, y me llena de felicidad.

Le miró con picardía, mientras percibía como su envergadura le arropaba. Giró su cabeza para mirar hacia el mar y finalizó la frase.

- Mi Viejito y mi Caribe.

De inmediato reclinó la cabeza sobre el hombro de Gonzalo, mientras abarcaba su cintura con el brazo sintiendo tal felicidad que pensó en voz alta y dirigiéndose a Su Viejito.

- La felicidad que me rodea solo es posible vivirla. Describirla es imposible.

Las semanas transcurrían con normalidad, las obras finalizaron. Negrita ya se desenvolvía sin problemas aunque aun precisaba de una cura diaria. Se podía sentar sin grandes problemas.

El día de trasladarse a casa llegó. No le hacía mucha gracia. Esas semanas junto a Su Viejito no las olvidaría en su vida. No le comentó su deseo de proseguir con ellos en la cabaña. Sabía perfectamente que aunque no le viniese bien accedería a que se quedase. Conocía demasiado bien a Su Viejito. Debía apartar todo egoísmo. Reflexionando interiormente comprendió que no podía pensar en ella sola. Hasta que consiguió convencerse a sí misma buscando el lado positivo. Tener la vivienda junto al trabajo le permitiría descansar algo más.

“El gringo” no se quedó quieto en prisión, movió todos los hilos para salir airoso del juicio.

Presionó a don Julián, a ciertos cargos policiales de Puerto Viejo que estaban involucrados en el negocio de la droga que manejaba. Recibió hasta cuatro visitas de don Julián rogándole calma.

- “Gringo”. Si no tiene un poco de paciencia nos pudriremos todos en la cárcel. Ha de ser consciente que usted solito se metió en este lío. He hablado con varios responsables y si tiene calma en menos de un año podrá salir, no todo el día pero al menos pasará las noches fuera.

Don Julián trataba de calmar los nervios del “gringo”. Pero el truhán le aseguró que si salía mal parado en el juicio terminarían todos en la cárcel para el resto de sus días.

Al llegar la fecha del juicio con la ayuda de miembros de las fuerzas de seguridad, implicados en el negocio, logró que la responsabilidad de la principal acusación recayera sobre los gorilas. Y a él solo lograron demostrar los malos tratos a la joven y como responsable de encontrarse el cuerpo del delito en su casa. Pero no llegaron a demostrar su implicación directa. Eso suponía que pagando una buena fianza, de la que se haría cargo don Julián antes de una semana estaría en la calle.

Al escuchar el veredicto Negrita se quedó petrificada. Con el “gringo” suelto y aunque Su Viejito había conmutado la deuda de su padre ella no podría estar tranquila. Aquel personaje se vengaría por haberle denunciado.

Pero lo que verdaderamente le torturaba era saber que la denuncia para su detención la había firmado su Viejito. Consciente que el “gringo” no se lo perdonaría. A la mañana siguiente del veredicto, Gonzalo acudió al chiringuito como todas las mañanas para tomar el primer alimento del día. Bromeaba con Negrita e intercambiaban sonrisas. Pero en un determinado momento de ese juego de bromas Gonzalo percibió cierta preocupación en Ella. Al preguntarle, casi sin finalizar la frase le respondió en términos de suplica

- Mi Viejito puedo trasladarme a vivir a su casa. Tengo miedo del “gringo”

La sonrisa de oreja a oreja de Su Viejito le confirmaba no solo la aprobación de su petición sino que éste parecía que también lo desease. Se fundieron en un fuerte abrazo en el centro del local. Superados esos momentos de felicidad y euforia Gonzalo rogó al Negro Langostero, que esperaba pacientemente a su amigo para ir a pescar la langosta, hacerse cargo del negocio. Ese día no saldrían a pescar. Ayudó a recoger las pertenencias personales, el vestuario de Negrita y lo cargaron en el todo terreno. Se despidieron del Negro y la pareja con todas las propiedades de Negrita pusieron rumbo a la cabaña para instalarse en la habitación que ocupó mientras se recuperaba de su convalecencia.

Una vez acoplada en la cabaña, regresaron juntos al chiringuito y mientras ella se quedaba para atender el negocio, él partía en compañía del Negro Langostero hacia la mar. No era demasiado tarde y con un poco de suerte conseguirían la cena. Mientras El Negro conducía se puso en contacto con don Gilberto mostrándole su preocupación por Negrita ahora que parecía que el “gringo” quedaría libre. El directivo le tranquilizó asegurándole que lo pondría de inmediato en conocimiento del ministro. Gonzalo expresó sus deseos de no molestarle bastaba con la recomendación de algún servicio de vigilancia de confianza. Pero este sin dar tiempo siquiera a terminar la frase comentó.

- Vigilar una persona más no será problema.

La respuesta dejó perplejo, situación que no pasó desapercibida para su interlocutor, quien de inmediato le aclaró que desde su presencia en el país el ministro había dotado a Puerto Viejo de dos parejas de la policía secreta para velar por él y El Negro. Cuando don Alberto le llamó de España mostrando su inquietud por su seguridad principalmente y por la del Negro Langostero. Expuso de inmediato la circunstancia al ministerio del interior y este optó por designar esos cuatro agentes. Ahora dos mas velando también por la seguridad de Negrita no supondría ningún trastorno y finalizó la comunicación añadiendo.

- Don Gonzalo no tiene porque preocuparse todo el gobierno en pleno esta en deuda con don Alberto, o cualquier familiar suyo.

Por ello le aseguro que en un par de horas la protección de Negrita estará en marcha. Solo me resta rogarle un favor, procuren estar juntos, especialmente por las noches. Gonzalo agradeció los desvelos y confirmó el cumplimiento del ruego. A partir de esos momentos decidió hablar con El Negro para que acompañara siempre a Negrita en el negocio al menos mientras ese individuo se moviera por Puerto Viejo. Y esa información sería sencilla conocerla por medio de don Gilberto. Al finalizar la conversación se reunión con los dos y comentó la conversación mantenida. La noticia calmó en parte los temores de Negrita pero sabía muy bien que ese individuo no cejaría en su interés por vengarse de ella o de Su Viejito.

Ahora de nuevo en la cabaña la satisfacción y el placer de compartir techo con su Viejito le hicieron olvidar toda preocupación. Lo adoraba y poderlo ver todas las noches cenando y luego platicando en la hamaca de la playa o las del porche superior le había devuelto la ilusión por vivir. No tendría que sufrir los constantes acosos y abusos de aquel personaje, por el contrario Su Viejito era amabilidad, ternura, cariño y desvelo por ella. Seguía persiguiendo la ilusión de convertirse en su esposa pero era consciente que esa circunstancia iba a ser poco más que imposible. Aunque vivía con esa esperanza. “Un hombre no puede estar sin sexo eternamente” se repetía mentalmente una y otra vez para alentar su sueño.

Una mañana Negrita se levantó algo mareada y tuvo que entrar rápidamente al aseo de su habitación para devolver lo poco que guardaba su estomago. No habían finalizado las primeras arcadas cuando Su Viejito llamaba a la puerta interesándose por ella.

- Pase Mi Viejito. No sucede nada. La cena me debió sentar mal.

Gonzalo le atendió hasta que finalizó la acción fisiológica. Como se detuvo y comenzaba a encontrarse bien no le dieron mayor importancia. Pero Negrita estaba preocupada. Pasaban ya casi tres semanas de la fecha que le correspondía su periodo menstrual y solía ser un reloj para esos menesteres de mujer. Por ello tras lo de esa mañana decidió acercarse al centro de salud de Puerto Viejo.

Salió del centro sorprendida. Iba a ser madre y aunque el hijo que albergaba sus entrañas era del “gringo”. Deseaba tenerlo. No sabía muy bien el porque, pero mas tarde lo descubriría. Abrió un poco tarde el chiringuito pero nadie le recriminó por ello. El Negro le acompañó a la revisión, pero desconocía la noticia de su embarazo. Cuando lo abrieron él comentó la necesidad de realizar algunas compras. Ciertos productos escaseaban y se hacía necesaria su reposición para disponer en caso de solicitarlo los clientes. No hacía ni diez minutos que El Negro abandonó el local cuando entraba el “gringo”. Negrita se quedó helada pero al comprobar que dos de la secreta lo hacían al mismo tiempo y se sentaban en una mesa próximos al mostrador se tranquilizó.

El cabrón se sentó en la barra y en tono bajo comento a Negrita.

- ¿Cómo va el embarazo?

Su rostro se desencajó, pero en ese preciso instante se había girado para preparar los dos cafés que le pidieron los de la fuerza del orden y el “gringo no se percató del gesto de sorpresa de Negrita.

- ¿Por qué ya debería estar funcionando eso? ¿Desde que lo encargue han transcurrido cuatro semanas?

Con la nueva aclaración Negrita cayó en la cuenta que no se había enterado. Trataba de indagar por si se estaba gestando su endemoniada obsesión por realizar la proeza de don Julián. Violar a su propia hija. Estuvo rápida y consiguió eludir al degenerado que le acosaba. Con reflejos de felino le replicó.

- Lo siento querido pero usted y sus gorilas con las muestras de cariño de la última vez, me rompieron por dentro. Tuvieron que vaciarme. Nunca podré ser madre.

El rostro desencajado del “gringo” le atemorizó pero al saber que estaba protegida por las fuerzas del orden se serenó de inmediato.

Consiguiendo que ese hijo de puta no percibiera su pavor. Al regresar de servir los cafés a los secretas. Uno de ellos le comentó

- Algún problema señorita.

Negrita les sonrió y con un gesto de cabeza lo negó. Al regresar a la barra de nuevo le amenazó en voz baja.

- Mira puta negra arréglatelas como puedas, pero antes de un mes te quiero conmigo, de lo contrario tu Viejito puede aparecer con un tiro en la cabeza.

Fue pronunciar la amenaza y abandonar de inmediato el establecimiento. Los representantes de la ley hicieron lo propio y mientras uno se quedaba en las inmediaciones del chiringuito el otro seguía los pasos del “gringo”. Aquella amenaza le hizo temblar las piernas. Entró en la trastienda del establecimiento y comenzó a llorar como una chiquilla. Le podían hacer lo que quisieran pero a su hijo y a Su Viejito que no se lo tocasen. Continuaba con el sofoco cuando El Negro entró para guardar las cajas que había comprado y al verle en aquel estado dejó cuanto tenía entre manos y se intereso por la joven.

- No tiene porque preocuparse mi niña ese hijo de puta está más controlado y vigilado que el propio presidente. Además nuestro Viejito hará algo al respecto. No me llore más negra, No me llore que me va a contagiar. Y en un hombre no están bien vistas las lágrimas.

El Negro consiguió tranquilizarle, esa noche hablaría con el Viejito y pondría fin a ese hijo de su chingada madre. Hizo dos o tres gracias y soltó otras tantas chorradas que se le ocurrían para alegrar a la gente y Negrita comenzó sonriendo para proseguir riendo y finalizar a carcajada limpia. Aquel maldito negro tenía gracia y sabía como levantar el ánimo de la gente haciéndoles olvidar sus penas.

Antes de regresar a casa, quiso resolver algo que le preocupaba profundamente desde la presencia del “gringo”. Fue directa al recinto sanitario donde le efectuaron la correspondiente analítica. Habló con la enfermera que le atendió y tras entregarle una cierta cantidad de dinero logró sacar su expediente. Retiraron toda la analítica referente a la confirmación de su embarazo y luego añadieron con fecha de su ingreso la operación imaginaria que sufrió tras la agresión cometida por el “gringo” y sus gorilas. La enfermera se encargó de su redacción, confirmando la intervención y vaciado sufrido por Negrita. Luego le prometió que conseguiría la firma de algún medico y la volvería a colocar con el resto de expedientes.

Al llegar a casa su Viejito comentó con ella la conversación mantenida con su hija. Habían decidido iniciar las gestiones pertinentes para conseguir la adopción de un bebé en China. Pues las facilidades que proporcionaban sus autoridades eran elevadas. Especialmente si se trataba de hembras. Negrita había sido interrumpida cuando iba a relatarle el incidente en el chiringuito con el “gringo”. Se mantuvo durante unos segundos pensativa, sin reaccionar ante el relato de Gonzalo. Pero aquella revelación le encendió la luz de sus problemas. La noticia de su Viejito suponía que la Providencia le brindaba la solución a su última inquietud. Anita y Carlos eran los padres perfectos para el ser que estaba gestando. Se tranquilizó. La alegría le desbordaba.

Resolver la única vía disponible del “gringo” para asegurarse y verificar la versión de Negrita había supuesto un acierto indiscutible. Los acontecimientos de esa mañana podían haber trastocado todo por completo y volver a la situación anterior. Pero ahora roto el enfermizo sueño del “gringo” tal vez le dejara en paz. Pero para ello debía buscar una solución a su situación y la noticia de Su Viejito le hizo reaccionar con prontitud. De aceptar en sus pretensiones habría hecho pleno. Por fin había encontrado la solución para su bebé. Huir de la marginación, la explotación de todo tipo, para disfrutar de una vida completamente nueva. Con unas posibilidades de futuro impensables para ningún nativo del lugar. Al menos hasta la fecha.

Pensar que su bebé se vería libre del “gringo” y de don Julián le llegó incluso a olvidarse del incidente de esa mañana. Pero El Negro se encargó de recordárselo.

- Negrita le ha contado a nuestro Viejito el incidente de esta mañana en el local.

Gonzalo se interesó, pero esperó a estar en la mesa para tratar de desvelar dicho incidente. Sonreía. Se notaba su estado de felicidad. Y lejos de afectarle las amenazas del “gringo” su estado era de autentica serenidad. Comenzó a relatarle todo lo sucedido esa mañana, antes que El Negro se adelantara, y le comunicara su visita al hospital.

En la intimidad. En hamaca de la playa le propondría a su Viejito el plan para su bebé. Confirmando el resultado del examen y su estado de buena esperanza. No había concluido su relato cuanto Gonzalo saltó.

- Ese hijo de puta no le va a dejar en paz nunca. Pero no se me preocupe Negrita. Ahorita mismo estoy telefoneando a don Gilberto para zanjar el asunto para siempre.

Tomó su celular para conectarse con el ejecutivo y en el transcurso de la conexión fue aclarándole ciertas pesquisas e investigaciones que llevaban elaborando las fuerzas del orden. Pues tras el incidente con Negrita, los consejeros directos del ministro del interior se temían el resultado del juicio. Por ello ordenó a efectivos no relacionados con el cantón de Limón una exhaustiva investigación sobre los personajes en cuestión.

Y según sus informaciones andaban por buen camino. La conexión telefónica se cerró con una promesa de don Gilberto.

- Esté tranquilo don Gonzalo le prometo que antes de un año el asunto esta resuelto. Se lo garantiza don Gilberto.

Finalizada su conversación comunicó el resultado de la misma a sus dos compañeros de mesa. Pero ciertamente Negrita no precisaba ya de ninguna otra información para su tranquilidad. La idea concebida en segundos la masticaba cada momento y conforme pasaba el tiempo mas convencida estaba del acierto de la decisión. Ahora las ansias y deseos por finalizar la sobremesa para proseguirla, como era costumbre en la playa entre ella y Su Viejito, se palpaba en el ambiente.

Nada mas levantarse de la mesa Negrita tomo la mano de Gonzalo invitándole a pasear por la cala. Esa playa que tanto le ayudaba a reflexionar, a superar momento difíciles como cuando era presa, primero de don Julián y posteriormente del “gringo” y sus secuaces. Pero también era el lugar de comunicar cosas lindas, de compartir unos minutos, generalmente al final del día con su gran amor. Su Viejito. Gonzalo no puso ningún reparo a la invitación era casi un ritual desde hacía tiempo. Pero especialmente desde que Negrita se trasladó a la cabaña. La noche era de una claridad manifiesta.

La luna brillaba en todo su esplendor reflejándose en esas tranquilas aguas del Caribe y ofreciendo una estampa, sosegada, tranquila y romántica a la noche. Como adoraban ambos esas noches de Puerto Viejo. Esas noches únicas en el mundo, por su belleza plástica, por su silencio, por la paz que se respiraba, pero especialmente por la magia que envolvía a todo el que se aventuraba a pasear por las blancas arenas de la cala. Se dirigían a su destino. La hamaca de la playa mientras Negrita recapacitaba sobre su idea. Sin duda acertó plenamente al concebirla. Le daba muchas ventajas. Comenzando por estar lejos de Puerto Viejo por un espacio cercano al año. Si se cumplía la promesa de don Gilberto los dos truhanes estarían fuera de combate.

Su bebé caería en buenas manos. Pero especialmente si seguían el plan paso por paso nada ni nadie podría arrebatar el bebe al matrimonio pues legalmente les pertenecería. Otro aspecto con peso, era sin duda la calidad de los padres para su bebé y por último ella regresaría a su Puerto Viejo para permanecer junto a Su Viejito el resto de su vida. También supo valorar los aspectos negativos, pero por más que buscó solo encontró uno. Su separación y lejanía de Puerto Viejo por un periodo tan prolongado. Algo que le asustaba. Pero también se convenció que con el embarazo y su ocultación no habría demasiado tiempo para pensar en ello. Lo importante se decía era ese bebé y no iba a desperdiciar la oportunidad.

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