sábado, 25 de julio de 2015

UN AMOR ETERNO NACIDO CON LA CREACIÓN. TERCERA PARTE. ESTER. CAPITULO TRIGÉSIMO QUINTO. UN SUEÑO HECHO REALIDAD

 CON LA CONCLUSIÓN DE ESTE ESCRITO TERMINA MI AVENTURA POR ESTE BLOGGER NO SEGUIRÉ PUBLICANDO Y LA CERRARÉ EN OCTUBRE. DONDE CONCLUYE UNA ETAPA MARAVILLOSA DE MI VIDA. PERO COMO SIEMPRE MIRO AL HORIZONTE TRATANDO DE ALCANZARLO AUNQUE SEA CONSCIENTE QUE ES IMPOSIBLE. PERO COMO DIJO EL SABIO LO IMPORTANTE NO ES EL HORIZONTE ES EL CAMINO, SEGUIR CAMINANDO.
NOTA: Seguiré publicando porque adoro escribir aunque el de Arriba no me concedió ese don, pero me sirve para mejorar muy poco a poco pero al fin y al cabo mejorar en algo que me apasiona, escribir. 

Está es la nueva dirección del blogger donde continuare mi camino. Gracias a los que se atrevieron ya no a leer sino  a abrir la pagina.
http://negritapuravida.blogspot.com.es/


CAPITULO TRIGÉSIMO QUINTO UN SUEÑO HECHO REALIDAD

 

 


  La delegación española olímpica de vela regresaba a casa. Con un palmarés envidiable por otras especialidades, cuatro medallas. Un oro, una de plata y dos bronces. Las expectativas estaban por todo lo alto. Fueron unas horas que se hicieron eternas para nuestra protagonista. Había deseado quedarse al menos dos o tres semanas con Ramón y Rajid para organizar aquel sueño, pero no era posible, los compromisos sociales del equipo estaban apalabrados de antemano y Ester no faltaba a su palabra. Deseaba que todo aquello finalizara para regresar de nuevo y compartir con sus amigos su verdadero sueño. Lo vivido en esas jornadas fue una pesadilla. Como comprendía ahora a su yayo cuando le hablaba de todo ese circo que se montaba. Medios, políticos, directivos deseando destacar al individuo y queriendo sacarse la foto junto la reina de la olimpiada. La princesa de la India como le llamaba Rajid. No le extrañó en absoluto que su abuelo renunciara a nuevas olimpiadas. Posiblemente, entre tanta farsa, si ciertos estamentos no se hubieran producido dos hechos puntuales, pero de un valor incalculable para nuestra campeona, se habría dejado la vela de alta competición. Pero primero el sobrino de su abuelo, aquel niño repelente que en la actualidad presidia el banco de su padre, se entrevistó con Greet, Andrea y la pequeña en su interminable despacho donde la entidad tenía su central. Todo fueron atenciones, ya habían hablado con los padres pero no concretaron nada. Ahora se le ofrecía una gran oportunidad a la joven con un contrato muy importante. En menos de unos meses abrían sucursal en la India y ese sueño de la pequeña les vendría muy bien especialmente en esos primeros pasos. Todo eran ventajas, las olimpiadas se habían celebrado en la misma localidad donde se iniciaría su entidad y como allí mismo pensaban fundar esa asociación quiso tener más información sobre el asunto. Cuando Ester escuchó las cantidades que la entidad estaba dispuesta a desembolsar los ojitos se le iluminaron. Pero no dijo nada esperó a que aquel directivo conociera su sueño y especialmente la idea que tenían bastante avanzada. Pero a decir verdad la niña desconocía los movimientos de Rajid y las cantidades que entre unos y otros habían reunido. No tuvo que meditarlo en demasía, tras finalizar la exposición de aquel sueño cerró el comentario con la siguiente propuesta.

 

     Personalmente no deseo cantidad alguna, pero si dobla la oferta propuesta para la asociación me comprometo a asistir a la siguiente Olimpiada portando las enseñas del banco en mis entrenamientos y en las competiciones que lo permita el reglamento.

 

    Aquel hombre de negocios sabía que las cantidades ofrecidas a la chiquilla se podían aumentar sin el menor problema. Iba a dar el visto bueno cuando Greet intervino.

    Ester, discúlpame. Usted sabe que si explota comercialmente como donativo a esa asociación no solo repercutiría a nivel nacional e internacional. Tendrá las puertas abiertas en la India en ese inicio que usted y yo sabemos perfectamente que tiene sus dificultades. 

 

   La chiquilla sonrió, era consciente que su padre le había lanzado un cable para sacar un mayor pellizco para su sueño. Aquel hombre de negocios pidió tiempo. Estaba autorizado a unas cantidades y cuadruplicar la cifra propuesta no entraba en los márgenes aprobados. Pero ambas partes eran conscientes que a pesar de lo solicitado por aquel padre era asumible para la entidad viendo las perspectivas de futuro, pero especialmente tras el compromiso de la joven. Aquel ejecutivo sabía que las ofertas de otras empresas igualarían esas cantidades, e incluso presionando un poco más a la joven para involucrarse más años podría mejorarlas considerablemente. No estaba autorizado por el consejo de la entidad pero se arriesgó. Si era necesario desembolsaría personalmente parte de las cantidades que no aprobara la entidad. Sabía perfectamente que de hacerlo sacaría tajada con la empresa pues pondría sus condiciones de avalar él las cantidades que no se aprobasen en el consejo. Andaban con ese silencio, esperando respuestas y el directivo haciéndose la composición de la situación cuando la pequeña rompió ese momento.

 

    Tome el tiempo que precise. Ahora tenemos dos entrevistas con otras entidades para buscar financiación a mi sueño. Si cuando ustedes lo tengan claro no hay interferencia con otras estaremos muy gustosos de concretar para firmar. Pero me gustaría tener resuelto todo antes de regresar a la India.

 

   Andrea miró a su esposo, esa cría se las sabía todas, sin duda la intervención de su padre le había proporcionado la seguridad necesaria para asuntos que desconocía y que su padre supo gestionar a las mil maravillas. Aquel directivo le preguntó cuando volaba a la India de nuevo, la respuesta no se hizo esperar. El lunes. Precisaba cerrar algunas cosas antes de iniciar el curso y solo faltaban dos semanas para ello.

   El presidente de la entidad salió al paso para comentar lo que había estado meditando. El sábado podían acercarse para firmar el contrato que prepararían sus abogados con las últimas condiciones habladas.

   Salieron de la entidad incrédulos, habían conseguido cuatro veces más de las pensadas en un principio. Sin duda el sueño de la escuela se podría iniciar, o al menos estar muy cerca.

  Tenían una nueva entrevista para cerrar unos anuncios con una empresa de hidrocarburos. Ya se habían puesto en contacto con los padres de Ester y esa reunión trataba de exponer condiciones y cerrar los contratos en caso de aceptarlos. Fue una reunión fluida la joven expuso su idea y también les explicó su sueño. Bastaría con cerrar la cantidad de años que la empresa se encargaría de suministrar carburante a las barcas de pesca. Aquellos directivos vieron la posibilidad de explotar anualmente ese acuerdo pero debían confirmarle que tipo de embarcaciones eran y cuantas. De inmediato Ester le confirmó que no serían menos de dos pero que en ningún caso superarían las cinco embarcaciones. Fueron limando flecos y por fin cerraron el trato. Les proporcionarían durante diez años el carburante necesario si eran dos, ocho si eran tres, cinco si eran cuatro y por último entre tres o cuatro años, si eran cinco. La familia aceptó y cerraron el trato. Sin duda aquel sueño se iniciaba sin la menor traba, parecía que las puertas se le abrían casi sin pedirlo. Con esa promesa los barcos no tendrían problemas económicos para funcionar al menos durante esos periodos de tiempo. Luego si accedía a otra olimpiada tal vez se pudieran mejorar. Andaba en una nube, se abrazaba a sus padres mientras sus ojitos se turbaban en nebulosas que le impedían ver con claridad. El recuerdo de su yayo lo tenía tan próximo. Pero se le pasaba, si lo podía ver y hablar cuando quisiera, de que se preocupaba. Él siempre estaba para cuando ella quisiera. Allí donde solo las almas se pueden encontrar.

    La niña era consciente que esa medalla le había proporcionado la base para iniciar su sueño y de seguir compitiendo y obteniendo buenos resultados sin duda ese sueño lo podría trasladar a otros países. Siempre habría un Rajid, un Vicente, un Robert para comenzar en otras latitudes.

   El sábado les telefoneo el sobrino de Julián confirmando que lo retrasaban al lunes a primera hora pues los abogados no tenían finalizado el contrato.

   El lunes muy temprano recibieron una llamada. De nuevo el presidente de la entidad si se acercaban firmarían la última propuesta que les plantearon. Ester no pudo terminar la conversación que Andrea atenta a su pequeña concluyó. Ya no era un sueño era una realidad, al menos para esos primeros diez años. Sin duda el arrancar era duro y habían pensado que los tres o cuatro años primeros serían los más duros pero ahora tenían cubierto hasta diez años como mínimo. 

   Fue firmar con la entidad y subirse en su vuelo con destino a la India. No solo volvía llevaba una buena sorpresa para todos sus amigos. Pero la que le tenían preparada ellos no se quedaba a la zaga.

   Vicente acompañaba a la princesa para celebrar todos juntos aquella nueva aventura. 

   Durante el vuelo conectó con su abuelo, logró por primera vez en su vida encontrarse con él durante un viaje en avión. Andaba desde Puerto Viejo, siguiendo el linde de la playa. Con esa figura de incipiente mujer contorneando sus caderas al ritmo del Caribe, mientras la fauna y la vegetación seguían los compases de esa mujercita rebosante de felicidad. Los ojos chispeantes por las humedades provocadas por tanta dicha. Su rostro mostrando esa sonrisa que paralizaba todo ser viviente a su paso. Se recreaba en esos silencios, marcados por los sonidos de la mar al postrase ante sus pies y ofrecer un manto blanco donde poder apoyar sus pasos. Por las avecillas que canturreaban y al verla enmudecían ante la belleza que circulaba por la arena. El sol comenzaba a despojarse de las sabanas confeccionadas por el agua que le había sumergido en el horizonte y la luz devolvía el color y las formas a ese paisaje paradisiaco. A ese lugar de la Tierra donde vivió con una intensidad indescriptible algunos años de su existencia. Pero especialmente el haber compartido con su yayo esos momentos. Mientras unos grandes lagrimones recorrían ese cutis de porcelana lanzó dos palabras, la misma repetida.

 

    ¡Yayo! ¡Yayo!.


     Al girar para entrar en la cala del abuelo, pasó junto a los hangares, donde guardaban las embarcaciones y a unos trescientos metros vio a Julián sentado sobre aquella palmera que se inclinaba venerando al Caribe por su majestuosidad cerrando el paso al personal entre el agua y la selva.
  Comenzó una carrera que no detendría hasta fundirse con su abuelo.

  ¡Lo conseguimos yayo lo…”!

FIN




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