domingo, 5 de enero de 2014
UN AMOR NACIDO CON LA CREACIÓN- PRIMERA PARTE- ANKI- CAPITULO XXII-NUEVA PRUEBA
CAPÍTULO XXII
NUEVA PRUEBA
En el mes de
Junio llegó a la capital una nadadora procedente de las Islas Canarias con un
palmares a envidiar con sus dieciséis años. Había sido finalista en los últimos
campeonatos de Europa y era una seria candidata para obtener la mínima para la
olimpiada. Precisamente la natación española no se caracterizaba por la
participación femenina en las olimpiadas y varios clubes de la capital se
disputaban la posibilidad de tenerla en sus filas. El Club donde trabajaba
Julián era uno de los que se disputaba a la deportista. Pero aquella nadadora
confabulada con sus padres, tenían muy clara cuál era su presa. Conocían la
presencia del joven en esa entidad deportiva. Además disponía de información de
primera mano del poder económico de sus progenitores. No lo dudaron, si en el
cuerpo técnico del equipo de competición estaba ese muchacho, su hija ficharía
por ese club de natación. Para aumentar la presión aseguraron que tenían
apalabrado fichar por su club rival cuyo responsable no era otro que el titular
de la asignatura de Natación en el INEF. Los directivos del club llamaron a su
entrenador oficial y comentaron el asunto. Se llevaba muy bien con Julián y no
tenía inconveniente en compartir el cargo con aquel joven. De inmediato lo
llamaron y en presencia del responsable técnico le expusieron sus pretensiones.
De inmediato se dirigió a Rogelio, el director técnico. Éste mintió o al menos
no confeso toda la verdad, asegurando al joven que la idea había partido él al
conocer la llegaba aquella nadadora.
Eres un personaje muy conocido en el mundo
del deporte y sin duda eso atraerá a esa familia para que la nadadora recayera
en el club.
Sonrió,
manifestando a Rogelio su gratitud por confiar en él, pero que los términos de
sus condiciones seguían exactamente igual. Él al menos ese año no podía
comprometerse al cien por cien. Siempre que tuviera una regata no podría acudir
y al mismo tiempo les adelantó que a partir de Enero tendría que dejarlo todo
para volcarse completamente en la olimpiada y en sus estudios. No le pusieron
pegas y aceptó. Se aproximó a Rogelio y fundiéndose en un abrazo agradeció su
confianza. El responsable técnico se arrepintió por no haber tomado la
iniciativa. Aquel muchacho era algo fuera de lo normal en el mundo de los
entrenadores. Siempre acechando en los diferentes clubes para ver como se
podían hacer con el puesto del otro. Pero reaccionó con prontitud y le pidió
que buscara un hueco en su agenda para charlar sobre la preparación del equipo
de cara al verano y a los compromisos que iba a tener el club.
Al día
siguiente la dirección de la piscina requirió la presencia de los técnicos para
presentar a la nadadora en cuestión. Una chiquilla alta, espigada, inquieta, que
provocaba desconfianza, de perfectas formas y de gran belleza. Sin embargo
Julián sintió unas sensaciones demasiado negativas en aquella criatura. Su
expresión no era natural, pudo captar que algo tramaba, aunque desde luego
nunca llegó a imaginarse lo maquiavélica que era aquella familia. Al dirigirse
a Julián como el primer entrenador le comunicó que era el ayudante del Rogelio.
De inmediato éste le desmintió
Aceptamos
hacerlos cargo de la dirección al cincuenta por ciento.
Iba a aclarar Julián la circunstancia cuando de
inmediato Rogelio le interrumpió
Déjalo Julián somos los entrenadores del
equipo y punto. Qué más da uno u otro.
Todo quedo en
esas palabras y desde ese primer encuentro comenzó a tontear con Julián. Era
algo lógico entre las adolescentes pero Julián no veía a una muchacha sana en
aquella nadadora.
En su primer
entrenamiento tuvo sus primeros problemas. Era una caprichosa y requería su
atención constantemente. Julián le sacó del agua y le leyó la cartilla. En sus
equipos no había distinción entre uno u otro nadador todos eran iguales y todos
luchaban por el equipo.
Nadie
Repitió la
palabra.
Nadie. A pesar de ser un deporte individual
está por encima de otro.
Aseverando
que si no estaba de acuerdo tenía la puerta abierta para irse a otro club. Su
reacción fue inmediata, la de una niña caprichosa, e intentó abandonar el
entrenamiento. Su madre le detuvo. Mantuvieron una leve pero enérgica
conversación en el más bajo todo de voz y de inmediato regresó a la pileta
disculpándose ante Julián y solicitando que le admitiese de nuevo. Aceptó sus
disculpas pero le advirtió que no estaba dispuesto a tener esa situación a
diario, que se lo pensara bien. Un arrebato lo aceptaba tras sus disculpas pero
que no le consentiría otro sin que conllevara una sanción por su parte. Una vez
la nadadora en el agua, Rogelio se aproximó a su compañero y le felicitó.
Yo
creo que no hubiera sido capaz de tomar la decisión que has tomado.
De inmediato
el muchacho quiso quitarle importancia.
“Es muy fácil tomar este tipo de decisiones
cuando se tiene las espaldas cubiertas”
En parte el muchacho tenía razón pero lo
conocía lo suficiente para saber que para él lo primero eran las normas. Muy
pocas pero para todos por igual y el que no las cumplía tenía la puerta
abierta. Su obsesión era hacer equipo. Cuantas veces le había escuchado ese
discurso. Había asistido a varias de las charlas formativas que daba a los
monitores sobre la natación de bebes, y sobre el concepto que tenía de equipo
de trabajo, siempre apuntillaba que se debía aplicar también cuando se tenía un
equipo de nadadores. Ese párrafo se le había grabado en su mente y trataba de
aplicarlo al equipo que llevaba. Rezaba así:
“No me gusta hablar de grupo es algo muy
impersonal yo prefiero el termino de equipo”
Luego pasaba a
definir los dos términos
“GRUPO pluralidad de seres o cosas que forman
un conjunto”
“EQUIPO grupo de personas organizado para
una investigación o servicio determinado.
Bueno así
rezaba la definición en el diccionario de la Real Academia de las letras. Para
aclarar que un equipo era algo más que un grupo, porque estaba organizado y
además con un fin común. Por tanto todos sus componentes eran imprescindibles
pues cada uno tenía una misión concreta para lograr el objetivo determinado.
Qué gran
verdad era aquellos párrafos que lanzaba con un entusiasmo descomunal. De tal
forma que te hacía entrar en esa dinámica de saber que tú eras tan importante
como el compañero que tenías junto a ti, y que sin tu aportación nunca se
llegaría al objetivo máximo. El objetivo final era el resultado del esfuerzo de
todos en una misma dirección.
Luego les
exponía la injusticia de los premios. Esta sociedad estaba acostumbrada en
personalizar en el individuo y no en el equipo. El progreso, destacaba siempre
en sus charlas, está en el equipo de trabajo no en las individualidades, todos
somos importantes y por tanto todos destacables. Ese era el matiz que deseaba
resaltar.
Desde luego
que había conseguido formar un equipo en aquellos monitores que llevaban la
sección de natación para bebes. En la actualidad era la que más beneficios
estaba aportando a la entidad. Andaba
con esas cavilaciones cuando se aproximó a su compañero, le pidió que diera una
de esas charlas al equipo. Destacando la importancia de cada uno de los
componentes para la consecución de cualquier objetivo, aunque éste fuera individual. La intención estaba clara
poner aquella nadadora en su sitio. Era una más dentro de aquel equipo de
natación. Julián aceptó encantado hablar a los adolescentes era algo que le
llenaba porque sabía que llegaba a ellos. Trató de quedar con Rogelio para
pactar unas normas pero él lo conocía lo suficiente para confiar plenamente en
sus decisiones.
La sesión de
esa tarde noche se inició en el pequeño auditorio de las instalaciones. El
equipo de natación del club con un aforo para doscientas personas se encontraba
abarrotado por el equipo de natación, la mayoría sentados pero los retrasados
tuvieron que colocarse en los pasillos de pie. La sesión la inició Rogelio
advirtiendo a los jóvenes la máxima atención a las palabras que iba a
pronunciar su compañero Julián. El discurso se lo había preparado a conciencia
y lo resumió de tal forma que sorprendió a todos incluso a los que le conocían.
Llegó a todos y mostró a las claras que el éxito particular de cualquiera de
los presentes se debía sin ningún género de dudas al conjunto. Comenzando por
todo ese personal que se desvivía para mantener las instalaciones con la mayor
limpieza y condiciones ambientales lo mejor posible para que ellos pudieran
hacer su trabajo. Sin ellos la misión, objetivo o lo que quisieran llamar no se
podría lograr. Todos y cada uno de ellos eran importantes para el logro marcado
para la temporada. Se añadía uno nuevo la posibilidad de tener representación
el Club en los juegos olímpicos del próximo año. El aporte de cada uno de los
componentes del club era necesario para lograr el objetivo. La marca no la
conseguía solo el nadador, era el resultado de todo un equipo.
Finalizada la
charla, que no pasó de los treinta minutos se fueron a vestuarios. Todos se
sentían protagonistas en el logro de los objetivos pero pronto comprobaron que
la persona con posibilidades de cumplir una de sus misiones no estaba por la
labor. Menospreció a sus compañeros, asegurando que lo hablado era solamente para
motivarlos porque ellos no llegarían nunca a nada. Una de las nadadoras que
estaba pasando por un periodo complicado al iniciar sus padres la separación
salió de los vestuarios con lágrimas en los ojos. Julián no fue ajeno al
problema de aquella nadadora y separándola del equipo se sentó junto a ella en
un banco de la pileta.
“Llora mujer, llora es bueno desahogarse,
cuando puedas, creas y quieras me lo cuentas estoy aquí para escucharte”
Dejó a
Rogelio con todos los nadadores, sentándose junto a ella, una niña de no más de
trece años y aguardó pacientemente a que se arrancara. Comenzó a notar que el
llanto iba menguando. Apoyó su palma sobre el dorso de su mano y prosiguió
mudo, aquella mujercita alzó levemente su mirada hacia su entrenador y volvió a
bajarla. Como agradecía esa cercanía sin agobiarla, sin hablarle, pero sabía
que estaba allí pendiente de ella, sin presionarle, sin atosigarla, cuando se
decidiera él estaría allí. En el momento del contacto con aquella mano recordó
el encuentro con Anki, miró a su nadadora y ella volvió a elevar su mirada. Fue
cruzarse sus ojos cuando se le escaparon dos lágrimas. Aquella niña se asustó y
le preguntó que le sucedía. Con su acostumbrado aplomó y mientras recogía con
su dedo índice las dos lágrimas replicó.
Como
puedes comprobar también los demás tenemos problemas.
La
conversación se inició entre ambos. No tardaron en sonreír y luego reír a
carcajadas. Aquel joven entrenador sabía cómo animar a sus pupilos. Ella le
contó los problemas en casa y el comentario de la nueva nadadora. Él le confesó
algo sobre ese gran amor que perdió. Se abrazó a su entrenador como si fuera su
padre. Le agradeció el apoyo pero restó importancia al comentar.
Todos formamos un equipo y cuando alguien
está bajo de moral hay que apoyarlo y tú lo has hecho conmigo.
Ella sonrió.
Como era capaz de decir que le había animado. Su nuevo entrenador era genial.
La mujercita se metió en el agua y trabajó con todo su corazón. El quemar
energías le liberaría como le había comentado su entrenador de tensiones y eso
le permitiría a ver con otra perspectiva la vida. Julián había logrado que
siempre vieran el lado positivo de las cosas.
Aquel maduro
entrenador, volvió a recibir una gran lección de aquel muchacho. Sin duda había
nacido para dedicarse a esa profesión, sabía muy bien como llevar un equipo y
sus conocimientos en natación estaban más que demostrados. Se acercaba a él y
antes de mostrar su admiración Julián le comentó que deberían hablar muy
seriamente con la nueva nadadora. Ahora pensaba que no había sido un acierto el
ficharla por el Club. Intuía que iba a crear más problemas que beneficios al
equipo. Aquel compañero cerró el comentario al asegurar que ya había sido un
acierto al contar con él en el equipo.
Finalizado el entrenamiento iban a retirarse
a vestuarios cuando Julián detuvo a la nueva nadadora. Ella no quería hablar
con aquel joven, solo pretendía conseguir lo que le había llevado hasta ese
club y en concreto hasta ese entrenador. Alegando que tenía mucha prisa se
marchó, pero Julián consiguió el compromiso de charlar largamente ese viernes
antes del entrenamiento. No tuvo más excusas, había rechazado dos fechas
anteriores pero al ver que no había forma de eludir ese encuentro quedó el
viernes.
Salió del Club
discutiendo con su madre pero poco a poco fue convenciéndola. Debía ser sumisa
y obediente si pretendían lograr su objetivo. Explotó el malestar que le
proporcionaba aquel entrenador que le hacía sentir remordimientos por su
comportamiento y deseaba vengarse con todas sus ganas. Su progenitora supo
explotar esa parte y logró un acuerdo con su pequeña. No debían precipitarse
era necesario crear un clima de acercamiento entre los dos y en el momento
oportuno saltarían a por él. Debía ganárselo y para ello lo primero era seguir
las indicaciones de aquel entrenador. Luego mostrar admiración por él para poco
a poco ganar confianza y hacerle caer en la trampa que tantos éxitos habían
cosechado con otros desdichados.
Julián se fue
a la residencia a dormir preocupado. Aquella manzana podrida podía hacer mucho
daño al equipo. Estaba consiguiendo en esos pocos días que de grupo se pasara a
la concepción de equipo. Todos aunando esfuerzos para un objetivo común y nadie
absolutamente nadie del equipo era el protagonista, si había alguno era el
equipo. Dormía menos pues con la responsabilidad compartida del equipo del Club
tenía menos horas para estudiar e investigar y lógicamente esas horas se las
debía robar al sueño.
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