miércoles, 2 de enero de 2013

EL PRIMER AMOR-TERCERA PARTE-CAPITULO XXII-UNA NUEVA AMISTAD

UNA NUEVA AMISTAD 
                                                                                                                                                                
    Las emociones ahogaban a la joven doctora. Era increíble lo vivido en esa jornada. Sus sensaciones, sus ilusiones, su cuerpo, su alma flotaban en esa cálida tarde de verano. El servicio le instaló en una de las habitaciones para invitados. Todas las comodidades imaginables estaban a su disposición. Había estado hasta muy tarde, ese primer día, trabajando codo a codo con Joel, quien le  puso al corriente de las vías de investigación llevadas por el doctor Carbonell. Pero no pudo evitar mostrarle las llevadas por él.
   - Lo maravilloso de este hombre.
   Le comentaba.
   - Es que te deja tomar iniciativas. Jamás te pide cuentas y tan solo te propone diferentes posibilidades de investigación eligiendo tu la que mas se identifique con tu forma de actuar. Por supuesto siempre procuro hacer, en primer lugar, lo que me pide. Pero en más de una ocasión he estado enfrascado en investigaciones propias y he olvidado realizar lo sugerido. Pues bien, jamás le he escuchado una frase de desagrado o de enfado por no realizarlo. Se interesa por lo que hago y me anima siempre a seguir. Nunca me ha dicho que algo estaba mal. Y si en alguna ocasión percibía que me estaba equivocando, jamás lo recriminaba. Me anima a busca otras alternativas y a no obsesionarme aunque no salieran las cosas. 
   Dany estaba embelesada al escuchar a su nuevo compañero. Pero no estaba muy segura que fuera tan perfecto. “Tendrá algún defecto digo yo” Pensaba en su interior, pero al acudir a su mente el curso impartido en París,  inmediatamente volvía a embobarse escuchando a su colega. Cuando le confesó que una de las investigaciones, que más tiempo dedicaba el doctor, consistía en tratar de solucionar el problema de enervación de la medula seccionada, se quedó petrificada al asegurarle que llevaba en ese campo más de cuarenta años. Jamás desesperó y estaba seguro de conseguirlo. Gracias a su tesón logró grandes éxitos en otros campos. No ocultaba nada de lo investigado y cualquier avance lo comunicaba por medio de revistas médicas.
   - No tiene el menor afán de protagonismo. Es más cuando le hice la observación. “No tiene miedo que otros se aprovechen de sus descubrimientos al revelarlos casi de inmediato”. Siempre respondía de la misma forma.
   “Mi querido amigo. Creo que cualquier investigador, y especialmente en el campo de la medicina, que oculte datos validos para que otros colegas puedan llegar a una solución del problema es un idiota. Tenlo en cuenta. Lo importante es solucionar problemas a la gente, no ser uno quien lo consiga”.
   Joel, comentaba una y otra vez a Dany, que aquel hombre era capaz de sorprenderte casi en cada momento.
   - Hay que convivir con él para saber realmente la humanidad, la capacidad, la inteligencia y mil cosas más que posee este increíble personaje. Aunque te parezca mentira, le gusta la soledad. La vida social no le atrae en absoluto. Pero por desgracia, tanto su trabajo como el de su esposa se ven volcado a llevar una vida social importante.
   Dany impresionada por los relatos y sin saber muy bien el porqué soltó.
   - ¿Pero tiene algún defecto este hombre?
   Sonrieron ante la pregunta y siguiendo el mismo tono contestó.
   - En los aspectos que yo le conozco. No. En su vida íntima, la verdad no lo sé, pero por la forma que su esposa lo mira, mima y espera su llegada, creo que tampoco debe tenerlos.
   Muy entrada la noche se despidieron para descansar.
   Dany se despertó temprano, el servicio tenía preparado un completo desayuno, pues por la noche se informaron cuando la señorita tenía pensado levantarse. Aunque insistió asegurando que se prepararía ella algo, no lo consintieron. Ni en un hotel de lujo se estaba tan atendida. Una relajante ducha dio paso a la primera comida. Se sentó a la mesa, preparada con exquisito gusto, y   el servicio le ofreció una gran variedad  de alimentos. Al salir de casa, la luz sustituía tímidamente a la  oscuridad, pero el sol no despuntaba aún por el horizonte Al ir al cobertizo se sorprendió al ver luz artificial. Al entrar le saludo Joel. Había llegado pocos minutos antes y estaba preparando todo para iniciar el trabajo.
   Las naves cubiertas junto al cobertizo extrañaron y la joven y no se demoró en preguntar. Eran invernaderos, le explicó Joel que casi toda la fruta, verduras, legumbres y demás productos de la tierra los proporcionaban esas naves y además se encargaba de llevarlas personalmente el doctor.
   - ¿Te habrás dado cuenta de la calidad de los alimentos? Pues la mayoría salen de esos huertos cubiertos a los que cuida y mima. Sus padres fueron huertanos y él se crió en España. En Valencia, en su huerta. En compañía de su hermana Rita fueron los pioneros de los invernaderos en España y llegaron a levantar los más grandes de Europa.
   Continuó relatándole anécdotas. Asegurándole que la capacidad de sorpresas, con ese hombre, era inagotable.
   Ella, le había sorprendido por su capacidad de trabajo y especialmente por su metodología en la investigación. Pero ese día comprendió el porqué José le invitó a trabajar con ellos. Era un genio. Sistemática, intuitiva y con una capacidad de trabajo difícil de superar. Le recordó a su maestro. No había visto a nadie, a excepción de José, con esa claridad y esa capacidad para la investigación. No pararon ni para comer. El servicio llevó al cobertizo dos bandejas con comida y transcurrido un tiempo prudencial regresaron con discreción a recogerlas. Joel estaba encandilado con aquella mujer, pues amen de su belleza, poseía un don para la investigación que le tenía embelesado. Cuando se hizo la hora de la cena de nuevo el servicio les llevó dos bandejas repletas. La pareja seguía concentrada en su investigación. De vez en cuando se aproximaban a las bandejas y picoteaban alguna cosa.
   Dany descubrió una vía a la investigación principal de José y no era cuestión de perderla. Estaba convencida que el fallo se debía a unos pasos previos de los que partía como seguros y a ella no le parecieron así. Llevó esas primeras investigaciones unos cuantos pasos atrás y de momento, partiendo de unos puntos anteriores, lo que estaba realizando iban por buen camino.
   Cuando esa mañana entraban por el jardín Caterine y José de su aventura en la intimidad, se extrañaron de ver luz en el cobertizo. Descendieron del vehículo y abrazados entraron. No se percataron de la presencia del matrimonio. Estaban tan metidos en la investigación que no sintieron su llegada. 
   - ¿Habéis llegado a salir de aquí?
   Al romper su concentración elevaron las miradas y al ver a su maestro se apresuraron a comunicarle su descubrimiento. Cuando José comenzó a seguir el proceso se quedó maravillado.
   - Seré burro. Lo he tenido delante de mí durante más de treinta años y he sido incapaz de darme cuenta.
   Cuando Caterine escuchó a su esposo sabía que se quedaría en el laboratorio. Era consciente que no debía molestar. Suponía mucho para él pues llevaba demasiado tiempo detrás de ello y ahora parecía que la luz se había encendido. Besó con ternura a su esposo y salió para regresar al coche, solicitar del servicio ayuda para llevar las maletas a su habitación y organizarse un poco.
   Estaba deshaciendo las maletas con la ayuda del servicio cuando advirtió.
   - Preparen el almuerzo para esos locos de la ciencia, son capaces de pasarse días sin reponer fuerzas. Cuando este preparado me avisan y bajaré al comedor.
   Las primeras dificultades que la pareja  encontraron al iniciar ese camino se solucionaron pronto con la llegada de José. Trabajaron sobre varias alternativas. Pero José les aseguró que estar en la senda correcta. Cada dos horas se juntaban con sus anotaciones y exponían las vías seguidas. Pero si se presentaba algún problema o se pensaba haber dado con algo, se debía avisar a los otros. A lo largo del día solo se celebraron las puestas en común acordadas y todas las dudas fueron solucionándose.
   Llevaban tres días seguidos inmersos en su trabajo cuando en una de esas reuniones José les aseguró estar muy cerca. Tenía la convicción de tratarse de una estructura microscópica de composición fisicoquímica las causantes de la muerte de las células nerviosas, cuando estas se seccionaban. Si estaba en lo cierto, deberían seguir sus investigaciones tratando de descubrir cual era esa estructura y como o donde se generaba.
   Sin previó aviso comentó.
   - Dejemos todo. Vamos a comer a casa. Nos llevaremos nuestras anotaciones y nos perderemos unos días en la cabaña de la montaña. Respiraremos aire puro y podremos discutir los pasos a seguir y la metodología más correcta para descubrir esa estructura.
   No hubo el menor pero. Abandonaron el laboratorio, entraron en casa y tras ducharse y cambiarse de ropa se sentaron a la mesa. Caterine no se encontraba en casa, el servicio le comunicó su salida a comer con su tía para tratar asuntos de la empresa. Subió a su habitación cogió el móvil y le telefoneo. Disculpándose por tenerle tan abandonada, precisamente ahora que necesitaba más que nunca su apoyo y cariño. Caterine sonrió y contestó a su esposo que estaba perdonado. Siempre y cuando esa noche le llevara a cenar y a bailar. Lo dio por hecho. Previa disculpa y rogando su permiso, le comunicó su deseo de perderse en la cabaña con ella y sus colaboradores durante unos días. Era su refugio privado, pero estaba claro que si su esposo se lo pedía era porque lo necesitaba.
   - Estás cerca. ¿Verdad?
   Estaba segura que por fin las esperanzas, de conseguir lo que tanto buscaba, eran reales. Podían ir a cualquier otro lugar. Pero sabía la necesidad de su esposo de aislarse y su cabaña reunía todos los requisitos. Comieron, se prepararon una bolsa con los efectos personales, recopilaron todos los apuntes recogidos durante esos días y en coche se desplazaron hasta los talleres donde recogieron a Caterine para perderse en la montaña.
   - Solo hay dos habitaciones, espero que no os moleste compartir una.
  Se miraron. Sonrieron. No había problema, pero ahora tras llevar más de una semana, juntos, ni siquiera se habían fijado uno en el otro. Cuando fueron conscientes que comenzaban a mirarse de forma distinta se ruborizaron. La presencia física de los dos era bastante aceptable y los dos vivían por las mismas cosas. Tenían demasiado en común para no pensar en una relación de otra índole.
   Instalados les invitaron a salir con ellos. Evitando que la torpeza masculina lo estropeara Dany aseguró estar muy cansada. Deseaba recuperarse y reanudar el trabajo a la mañana siguiente despejada. Mentía. Le hubiera gustado salir pero comprendía que después de cuatro días sin su mujer, y más esperando su primer bebe, lo que desearían es estar solos. Les rogó que saliesen tranquilos, ellos se prepararían alguna cosa para cenar.

















No hay comentarios: