sábado, 27 de diciembre de 2014

UN AMOR ETERNO NACIDO CON LA CREACIÓN. TERCERA PARTE. ESTER. CAPITULO SEPTIMO LA PRIMERA COMPETICIÓN

CAPITULO SÉPTIMO SU PRIMERA COMPETICIÓN

 

 

   Al llegar la noche de su primera jornada en Cancún recibió la noticia. Su embarcación estaba en el puerto deportivo base de la competición. Había quedado con Robert para navegar juntos conocer y ver sobre el terreno aquellas aguas. Durante el desayuno Ester comentó a su abuelo la clausula que habían hecho firmar a todos los participantes que se inscribían. Le extrañó aquella acción pero luego el anfitrión le explicó la participación de aquel muchacho. Adel. Sabía que aquella niña ganaría, tenía esa intuición y el muchacho con su equipo impugnaría la competición. Los conocía demasiado bien como para cubrirse las espaldas. También le informó lo notificado por su hijo a Ester en la cafetería. El comentario sobre la participación de una niña. Mofándose delante de todos los presentes de la inutilidad de firmar aquel documento.

   Robert llevaba navegando unos diez años pero esa mañana aprendió lo que no había conseguido en esa década. Era increíble el dominio de la embarcación, pero especialmente al enterarse que había comenzado a manejarla ese mes. También le aclaró que comenzó a navegar desde muy pequeña y llevaba en la mar casi tanto tiempo como él. Al llegar a puerto, tras amarrar las embarcaciones, en la cafetería del club náutico, le mostraba su asombro por su increíble capacidad de navegación. Sin duda lo llevaba en los genes. Fue cuando le comentó que en realidad Julián no era ningún familiar, eso sí, convivían como si de su abuelo se tratase. Fue relatándole la vida de aquel personaje. Lo que realizó en vela lo conocía, su padre había comentado muchas cosas sobre el Julián, pero en el terreno intimo, familiar, se lo fue descubriendo aquella jovencita. Sin duda era un hombre fuera de lo común. Llegaron insultantes de felicidad, la jornada se desarrolló sin el menor incidente y disfrutaron de la vela toda la mañana. En las dos pequeñas carreras para medirse, venció con facilidad ella y luego le explicó el porqué. Pero previamente le hizo pensar en que se había equivocado. Al interrogarle si ella había cometido alguno replicó de inmediato. No. Efectivamente era consciente de todo lo que realizó.

 

      Te das cuenta de la razón que tiene mi abuelo en no decirme donde he acertado y donde no. Siempre trata que piense y descubra los fallos y los aciertos. Dice que es la única manera de mejorar a niveles de alta competición. 

 

  Ahora comprendía su estancamiento y el poco avance en los últimos años. Sus entrenadores se lo daban todo mascado y de esa forma poco asimilaba. Estaba convencido que a Adel le ocurría tres cuartos de lo mismo.

   La compenetración del muchacho con la niña fue total. No dejaron de salir ni una sola jornada y eso que la del penúltimo día sufrieron para regresar a puerto. Ester le recomendó que le siguiera y realizara las mismas maniobras. Las patrullas del puerto salían a su encuentro cuando iniciaba su entrada. Aquellos expertos profesionales se quedaron de piedra al ver la juventud de los navegantes, pero especialmente como lograron alcanzar puerto.

   Por fin se presentó el día marcado para disfrutar su primera competición oficial. El evento deportivo se celebraba en dos jornadas con cuatro regatas, sin posibilidad de anular ninguna. Dos se disputarían por la mañana y las otras dos por la tarde. Robert observaba a su amiga y no podía creer la serenidad y tranquilidad que tenía. Si no recordaba mal su primera competición, no durmió la noche anterior y por la mañana estaba hecho un flan. Y no era solo la tranquilidad que transmitía aquella joven le animaba a disfrutar de la jornada. El resultado no tenía la menor importancia. Cuando uno realiza algo que le gusta lo que debe hacer es disfrutar cada décima de segundo y luego lo que tenga que ser será. En el competir simplemente ya estaba la motivación, el premio, pero sobre todo el disfrute de una actividad que les llenaba plenamente.

   En el salón de actos del club náutico se reunieron todos los participantes y familiares. Se habían inscrito cuarenta embarcaciones de treinta países diferentes. Se les informó de la competición y abandonaron el salón para acercarse a sus embarcaciones y ultimar los detalles finales para salir a navegar. Adel pasó junto a Ester y en tono paternalista le comentó.

 

     Ánimo pequeña que podrás quedar por delante de ese patán que te acompaña. Los campeones os esperaremos en la cafetería para brindar.

 

    Se quedó mirándolo con la sonrisa sarcástica que solía emplear con la gente impertinente y con la parsimonia de los ticos, le replicó con un refrán de su otra nacionalidad.

 

   - En mi tierra hay un refrán que reza en los siguientes términos. “No vendas la piel del oso antes de cazarlo”

 

    Se giró sin esperar respuesta, le dio la mano a Robert y los dos abandonaron el salón juntos. La conversación se desarrolló en un perfecto inglés entre los participantes.

  Esa primera jornada las condiciones no eran las más idóneas para navegar, el viento era escaso y la mar muy serena. La posibilidad de error estaba descartada y los navegantes con más experiencia partían con una ventaja al salir junto a la baliza. Por el contrario Ester andaba colocada al lado opuesto, al no tener historial, mientras que Adel partía junto a la baliza y Robert tres posiciones después. Fue una regata sin excesiva alternancia desde el inicio. Adel se adelantó logrando con facilidad la victoria, pero por precipitarse le sancionaron con medio punto por una infracción en la última trazada. Robert consiguió tras el primer giro y gracias a unas maniobras que practicó con Ester adelantar y colocarse en segunda posición. Mientras que Ester sudó de lo lindo para ir remontando poco a poco, finalizando la competición en tercer lugar.

   En la entrada al salón de actos del club náutico se colocaba la clasificación. Adel, miraba con cierto temor a la joven. Parecía increíble que una principiante con esas condiciones hubiera remontado sin fallo tantas posiciones. Pero miraba al resto por encima del hombro. En el cuadro de honor figuraba primero con punto y medio. La fracción por su imperdonable error pero no le dio importancia. Ester sí que lo comentó con Robert.

 

    Ese medio punto que ha cosechado le va a complicar la regata, principalmente por las circunstancias que le han llevado a sumar ese medio punto cuando todo estaba a su favor.

 

   Animó a su anfitrión asegurando que era el día que ganaría a ese fanfarrón. Robert agradeció el apoyo de la joven, pero tenía tanta o más opciones de hacerlo que ellos. Ahora saldría en una posición que le permitiría desarrollar toda su sabiduría náutica. Daba la sensación que deseaba que la victoria fuera suya. Le felicitó porque lo realizado era algo extraordinario. En segundo lugar figuraba Robert con dos puntos y en tercer lugar Ester con sus tres puntos.

  Durante la comida les propusieron comer todos juntos pero la pareja prefirió aislarse y comer solos para concentrarse en la prueba de la tarde. Cuando se inició la regata la mar andaba algo más movida que la primera, pero el viento era algo traicionero. Se dio la salida y Ester tomó la delantera seguida muy de cerca por los dos caballeros. Al llegar a la última baliza controlaba la prueba pero se abrió en exceso para darle paso a Robert pero se equivocó y Adel aprovechó la ocasión para adelantarle. Llegando a la meta, Robert, seguido de Adel y en tercera posición Ester. Julián observó la maniobra de su nieta y se percató de la intención de su pequeña, pero se equivocó al darle opción a la embarcación de Adel. De nuevo ante el cuadro de honor. Robert ocupaba la primera posición con tres puntos mientras que Adel le seguía con tres y medio y Ester en tercer lugar con seis puntos. Estaba enfadada consigo mismo por el error cometido, no debía haberle pasado Adel, pero ya no había solución. Ahora tocaba concentrarse para la jornada del día siguiente. Llegaron al rancho y el anfitrión estaba insultante de felicidad y al mismo tiempo asombrado por la capacidad de aquella pequeña. También se dio cuenta de la última maniobra de Ester, pensando que había sido muy generosa al dar la victoria a su hijo. Los adultos se quedaron conversando mientras que la pareja se recogieron pronto en sus habitaciones para descansar y concentrarse en la próxima jornada.

   Las posiciones de salida cambiaron en sus dos primeros puestos permutándolos. Se dio la salida y Ester de nuevo tomó ventaja, mientras que Adel le seguía muy cerca. Robert le pudo los nervios y tuvo un fallo en su salida, pero fue remontando poco a poco. Penúltimo giro y Adel se pasó con el cierre que le hizo a Ester, colocándose en primer lugar pero con una sanción de un punto. Las trazadas de Ester eran más largas, pero su nave iba adquiriendo una velocidad muy superior al resto. Llegó a la última baliza en primer lugar, desesperando a Adel, quien pasó en segundo lugar mientras que Robert lo hacía en cuarta posición. Se acordó de lo hablado con Ester, se serenó y a falta de pocos metros para la meta consiguió sobrepasar al cuarto alcanzando la tercera posición. La primera fue para Ester seguida del sancionado Adel.

  De nuevo nuestra pareja frente al cuadro de honor de la regata. En primer lugar figuraba Robert pero con seis puntos y medio, cuando todos pensaban que tenía seis, cuando pidieron aclaración le confirmaron una sanción de medio punto en el giro de la segunda baliza. En segundo lugar figuraba Adel también con seis puntos y medio pero de ellos uno y medio era por sanción. Estaba descontrolado, aquella mocosa le estaba sacando de sus casillas. En tercer lugar figuraba Ester con siete puntos y ninguna penalización.

   Por fin la última prueba. Los nervios estaban a flor de piel, Ester animaba a Robert. Lo importante era no cometer ningún error. Se dio la salida, con nuestros amigos emparejados con Adel. La primera baliza le permitió tomar la iniciativa a Adel, consiguió la trazada más corta mientras que Ester y Robert tuvieron que abrirse un poco más. Todo estaba muy igualado, Ester observó las aves justo cuando iban a tomar la última baliza y gritó con fuerza.

 

     Robert sígueme.

 

   La trazada que tomó sorprendió a todos, pero más si cabe al comprobar que el que mantenía la tercera posición le seguía. Adel se vio con una gran ventaja, pero había perdido mucha velocidad en el giro mientras que nuestra pareja aumentaba la velocidad progresivamente y le estaban dando alcance con gran facilidad. Primero le pasó Ester y a continuación Robert. Adel estaba desesperado. Faltaban escasamente veinte metros para la llegada cuando Ester hizo una maniobra innecesaria y dio el triunfo a Robert, quedando ella en segundo lugar y Adel desesperado llegó en tercera posición. Todos los presentes fueron conscientes del regalo que aquella criatura había proporcionado a Robert. Cuando se vieron en el muelle le preguntó el porqué lo había hecho.

 

      Por tres motivos, el primero por ser un gran anfitrión y para que te convenzas que eres un buen marinero. Te falta ese pelín de confianza en ti mismo y espero que esta competición te abra los ojos de ser capaz de lo que te propongas. La segunda si hubiera ganado el próximo reto sería mucho más difícil. Hay que dosificarse poco a poco. Tengo que ser campeona olímpica. Se lo prometí a mi abuelo. Y el tercero creo que no hace falta que te lo comente.

 

   Sonrieron mientras observaban a Adel que discutía con su equipo. Deseaba impugnar la competición por permitir regatear a una participante sin la edad, pero le recordaron la firma de la clausula. Se fue hecho una fiera ni siquiera se quedó a la entrega de trofeos.

   Debían volver al rancho pues a la mañana siguiente temprano tenían el vuelo para España. Pero la felicidad de su anfitrión era de tal grado que no consintió que abandonaran el rancho. Debían permanecer en la fiesta que organizaba y a la tarde después de descansar pondría su jet a disposición de la familia. Ester preguntó al abuelo si se podían llevar la embarcación. Hablaron sobre el tema y quedaron en dejar esa en Costa Rica y comprar otra en Donostia para continuar con su entrenamiento. Ahora estaba convencida que iba a cumplir la promesa que le hizo delante de su abuelo. Sería campeona olímpica.

   Fue una fiesta por todo lo alto, invitó a Robert a pasar alguna temporada en España. Quería la revancha. Se habían compenetrado a la perfección. Se dieron sus direcciones de todo tipo y se pasaron varias horas conversando sobre la competición y lo mucho que habían disfrutado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

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