viernes, 24 de octubre de 2014
UN AMOR ETERNO NACIDO CON LA CREACIÓN- SEGUNDA PARTE- ANDREA- CAPÍTULO 35-
El auditorio de
la facultad de medicina de Vitoria quedó pequeño. Los catedráticos encabezados
por el decano se disponían a dar las titulaciones de licenciados en medicina a
la promoción de Andrea. La familia al completo, tanto la holandesa como la
costarricense, se encontraban vestidos de gala en el recinto de los grandes
acontecimientos. Uno a uno, fueron recogiendo su diploma, confirmando su
juramento hipocrático. Unos largos años separaban aquel acto del incidente de
faro Igueldo. Varios años de estudios, de investigaciones en su laboratorio de
la cala, de seminarios, de encuentros con nativos y su medicina natural, de
compartir su vida primero con Julián y luego añadir a Greet. Iba camino de la
mesa de la presidencia a recoger su diploma y pronunciar el juramento cuando su
maquillaje se malogró. Unas lágrimas se recreaban deslizándose por la acción de
la gravedad por aquel cutis difícil de igualar. Mientras invocaba a los cielos
por su generosidad con su persona al concederle tanta dicha. Al pasar junto a
la butaca que ocupaba Julián, apretando los labios para no derramar mas
lagrimas, le dejó caer sobre sus piernas un sobre rosado con un folio plegado
en su interior. Sin detenerse, sin atreverse a mirar a ese ángel. De lo
contrario no hubiera llegado hasta la mesa de la presidencia para recoger su
título y lanzar a continuación con la armonía de su voz el juramento
hipocrático. Él sorprendido besó aquel sobre y sin tocarlo lo introdujo en el
bolsillo interior de su chaque, para permanecer atento a la ceremonia.
La fiesta estaba montada en el palacete.
Julián contrató un catering para atender a tanto invitado. Al finalizar el
verano comenzaba el MIR y ya había iniciado sus primeros contactos para el
doctorado. Andrea, junto a Maureen y Roberto volaron a Holanda en compañía de
la familia, pues pasarían el primer mes de esas merecidas vacaciones en
Holanda. Roberto se había graduado pocos meses antes y Maureen se graduaría a
finales de año. Pero tenía dos semanas de vacaciones y las aprovecharía para estar
con su amiga y conocer aquel país europeo.
Julián y la familia tica regresaron a Costa
Rica. Nada más llegar a su casa, se refugió en su santuario y lo primero que
hizo, tras la ducha y cambio de ropa por supuesto, fue tumbarse en la hamaca de
la bóveda y con el sobre que le había dado unas horas antes Andrea se dispuso a
leer su contenido.
Mí querido Maestro:
A vos se lo
debo todo, absolutamente todo. Hasta mi deseo, casi enfermizo de formar una
familia con usted. Al final lo conseguí. Tal vez no como me hubiera gustado,
pero comprendí que de esa forma era imposible. Usted tiene unos principios y
valores inquebrantables y mi pretensión buscaba romperlos sin darme cuenta que
no era posible. Pero aún así consiguió que entrara en su familia al cruzar mi
vida con Greet. Al fin y a la postre es el hijo de su cuñado. Siempre tendrá un
hueco muy grande en mi corazón y solo tiene que pedir para que inmediatamente
se lo conceda sea lo que sea. No me dio la vida biológica pero si la rescató de
las cenizas, con su cariño, su comprensión, su forma de compartir todo cuanto
tenía. Hizo, de mi maestro, de mi padre, de mi abuelo, de mi compañero.
Siempre, absolutamente siempre que le necesitaba usted estaba allí. La piel se
me muda de gallina cuando recuerdo todos los momentos juntos. Todas esas
historias de su juventud y los momentos compartidos leyendo la herencia de
Anki. Espero y deseo con todas las fuerzas de mi corazón que Greet sea capaz de
quererme como usted quiso, quiere y querrá a Anki.
Sin
concederme lo que siempre busqué en usted fue capaz de compensarme de sobra con
su actitud, su entrega, su amor por la gente, por la Naturaleza, por sus
animales, por sus plantas. Como me sorprendió, cuando compró los terrenos en
Puerto Viejo, la actitud de la gente. Como temían que aquel paraíso se acabara
y no solo, no lo cambió, más bien le proporcionó una mayor protección.
Soy
consciente que tanto usted como Anki desearan reencontrarse para juntos vivir
la eternidad. Pero permítame ser egoísta y pedirle al Señor que nos permita
disfrutar de su compañía el mayor tiempo posible. Ella ya tendrá tiempo de
sobra para estar junto a usted.
Algún día
tendrá que entrar conmigo en el Caribe como el Señor nos trajo al mundo.
Prometo ser buena y comportarme como corresponde, pero es un deseo que se
inició cuando le conocí. Es mi sueño. Aunque en él, no constaba el comportarme
como corresponde.
Hay
tantísimas cosas que me gustaría transmitirle. Pero no encuentro el vocabulario
apropiado para expresar mis sentimientos, mi cariño y porque no decirlo mi amor
hacia usted. Cuídese mucho pero sobre todo deje que le cuide.
De pronto la vista se apagó y el mundo de la
consciencia pasó al de los sueños. Llevaba cerca de cuarenta y ocho horas sin
dormir y con el pliego de papel en sus manos se abandonó al mundo del
inconsciente.
La comunicación entre los congós a las cinco
de la mañana le despertó de sus dulces sueños. Sus manos se asían con fuerza al
pliego de papel. Abrió y cerró varias veces los ojos para recobrar la luz y por
fin al acercarse el pliego de papel pudo continuar con su lectura.
Reserve
el mes de agosto para compartirlo. Me aguardan al menos dos o tres años de
intensidad en mi aprendizaje de ser una buena profesional de la medicina y ese
mes de descanso me gustaría disfrutarlo en su compañía. Greet se vendrá con
nosotros pues desea proseguir con las investigaciones sobre la medicina natural
y más concretamente con la empleada por los Bribri. Andamos cerca de algo que
puede ser importante. Pero usted bien sabe que cuando crees que lo tienes en
unos segundos se desvanecen todas las esperanzas por eso es tan importante
persistir porque al final se consigue.
Ya le
confesé una vez que el Señor debió reservarme dos amores desde la creación
hasta la eternidad pues a usted le quiero igual que a Greet.
Un abrazo
muy grande de su alumna preferida y aguarde que no tardaré en presentarme en
Puerto.
ANDREA
Sonrió al tiempo que plegaba aquella hoja y
la volvía a introducir en su sobre para depositarla con todo su cariño en el
primer cajón de su escritorio.
Bajó a la cocina y se preparó una buena
carga de calorías para afrontar el día. Luego tras el aseo bucal, en chanclas,
bañador, gorra, polo y la toalla al hombro se fue a reencontrarse con el
Caribe. Con su obsesivo orden plegó la toalla sobre el tronco de madera junto a
la orilla y en compañía de su gorra, de su polo plegado, como si estuviera en
venta, y sus chanclas perfectamente colocadas de tal forma que solo sus plantas
de estaban en contacto con la arena. Luego con la potencia de piernas que aún
conservaba entró a la carrera en el Caribe hasta que el agua no le permitió
seguir elevando sus muslos. Se lanzó en horizontal y comenzó a nadar. Tenía un
buen estilo y con gran capacidad para coger agua y sin gran revolución de
brazada se desplazaba a buen ritmo, mar adentro. Tras unos cinco minutos,
nadando en perpendicular al horizonte, se giró colocando su cuerpo en posición
supina y dejándolo flotar a merced de las olas. Tenía una buena flotabilidad y
no fue menester mover piernas para mantener su cuerpo completamente en
horizontal. En ese balanceo sereno, tranquilo, silencioso, relajante su mente
comenzó a calibrar. Notaba que su físico no le respondía como antes y pudo
comprobar que de vez en cuando tenía fallos de coordinación. Su padre padeció la
enfermedad y él pensaba que tal vez comenzara a adueñarse de su cuerpo. Pero si
iba al médico de Puerto o de Limón seguro que se enteraría toda la comunidad.
Si la enfermedad, por los primeros síntomas estaba allí, prefería que nadie se
enterase. En ese diván de las confesiones a sí mismo, flotando en el Caribe,
tomó una decisión. Nada más regresar a su rincón buscaría por Internet que
centro en el mundo trataba dicha enfermedad y en el primer vuelo partiría para
someterse a una revisión. Prosiguió con su terapia flotante y cuando se
encontraba perfectamente relajado giró su cuerpo suavemente. Con nado pausado,
casi cansino, regresó a la playa. Se colocó las chanclas en primer lugar y
luego con la toalla se secó la cabeza y la cara. Tomó el polo en la mano,
inició el regresó por sus dominios para entrar en casa. Una ducha y de
inmediato se vistió para sentarse en la mesa del despacho. Encendió el
ordenador y al ir a sacar un bolígrafo para apuntar direcciones y teléfono se
topó con el sobre de Andrea. Lo sacó con tal ternura que el mismo sobre se
enterneció. Extrajo el pliego del papel, abrió un nuevo cajón y entre varios marcos,
escogió el más apropiado. Extendió el pliego sobre él y una vez colocado
perfectamente lo colgó en una de las paredes de su despacho. Como el ordenador
estaba encendido comenzó a buscar la información que pretendía. Pronto llegó a
la conclusión que en Boston, concretamente en su universidad, Harvard. En el
Massachusetts General Hospital concretamente, se investigaba con buenos
resultados dicha enfermedad. Pero lo primero que requería era saber si se había
iniciado la enfermedad y hasta qué punto. Por ello tras conseguir varios
números de teléfono decidió contactar con el hospital para realizar un chequeo
general. Pronto encontró respuesta y hasta fecha. En una semana le podrían
atender. Proporcionó los datos que le solicitaron y concretó fecha y hora para
someterse a la revisión. Luego pasó a resolver el siguiente obstáculo. Cuando y
como llegar a su destino. Boston. Así pues volvió a sumergirse en Internet y a
los pocos minutos adquirió el billete de ida y vuelta con fecha, dos días antes
de la marcada para su visita al hospital. Cuando solucionó todo se puso a
comprobar. El avión de Limón a Alajuela partía a las ocho de la mañana. Su
vuelo con destino a Nuew York a las doce horas, allí permanecería durante una
hora y luego un vuelo nacional le llevaría hasta Boston. Aproximadamente
estaría en su hotel, “El the Ritz-Charlton, Boston Como” próximo al hospital,
sobre las veintiuna treinta a veintidós horas. Resuelto lo que le preocupaba,
se fue a la finca de los abuelos, pues había quedado en comer allí, previo
paseo por los dominios de los Bribri, a
caballo.
Durante el paseo equino el abuelo le
preguntó si le sucedía algo, lo notó diferente. Julián sonrió aquellos nativos
eran capaces de leerte el alma, pero entre bromas e ironía contestó que la
culpa la tenía esa vida tan relajada que llevaba. Los dos sonrieron pues eran
conscientes que no se sinceraban el uno con el otro, pero eran momentos de
disfrutar de la naturaleza en la montura y no era cuestión de discutir o
insistir, optando ambos por olvidarlo y disfrutar de esas horas de selva.
Llegó la fecha y Julián aprovechó que el
padre de Andrea iba a Limón para que le dejara en el aeródromo. Le confesó que
iba de viaje turístico, tampoco se lo creyó mucho, pues sabía que de ir de
turismo nunca habría elegido los Estados Unidos. No le dio mayor importancia.
Le dejó en el aeródromo y se despidió con un fuerte abrazo.
Esa misma noche cenaba en el hotel donde se
alojaba. Fue pronto a la cama pues estaba cansado y a la mañana siguiente
quería desplazarse hacia la zona universitaria para visitar las instalaciones y
dar un vistazo al hospital para
confirmar la cita que tendría en menos de cuarenta y ocho horas. Para ello puso
sobre aviso en recepción del hotel tener preparado un coche de alquiler a
primeras horas de la mañana, con el propósito de desplazarse a la universidad y
posteriormente visitar la ciudad.
Sus sospechas se confirmaron en parte pero
le aseguraron que cuando obtuviesen los resultados le comunicaría que procesos
debía seguir. Regresó a su rincón con la preocupación de lo incierto pero al
mismo tiempo una alegría interior le daba pistas que su tiempo lejos de Anki
estaba llegando a su fin. Sin duda el Señor se había apiadado de él y le
llegaba la hora de recoger la recompensa por su comportamiento. El premio era
inmenso y por tanto la penitencia que llevaba ya durante cerca de los cuarenta
años era cuanto menos justa.
A los quince días de su regreso de Boston,
justo el día anterior a la llegada de Andrea y Greet le comunicaban los resultados
y el tratamiento a seguir.
Estimado
míster Julián
El
proceso de su enfermedad está avanzado y nos sorprende que los signos externos
de la enfermedad no se muestren de manera manifiesta. En principio la
medicación que le enviamos la deberá tomar a diario y es conveniente que dentro
de tres meses aproximadamente o tal vez antes, cuando perciba con claridad los
signos externos de la enfermedad regrese por el hospital para nuevas pruebas.
También es aconsejable que le controle algún especialista del país. En San José
se encuentra el doctor Mario Moreira Villalaz, es el especialista que le
recomendamos. De ponerse usted en contacto le enviaremos a él los informes.
Estamos
convencidos que el tratamiento le proporcionará una calidad de vida mejor
Atentamente.
Dejó la nota en la mesa mientras anotaba
datos en el ordenador y al tiempo que rompía el comunicado escrito telefoneaba
al doctor que le recomendaban desde el hospital. Se presentó le expuso lo
notificado y le dio todas las referencias que solicitaban para que el doctor
recibiera el expediente de su nuevo paciente. Quedo en verse a la semana
siguiente, pues aunque iniciaba sus vacaciones ese día regresaría a su clínica
para atenderle personalmente.
Solucionado, apagó el ordenador y fue en
busca de su diván, el Caribe. Pero cuando se personó en la bahía la mar andaba
algo movidilla, con sus pensamientos y sentimientos, optó por refugiarse en su
otro diván, la hamaca de la bóveda. Allí recapitulaba todo lo sucedido en esas
escasas tres semanas. Debía comunicarlo a la familia y tal vez en la comida del
día siguiente sería un buen momento pues se reunirían todos ante la llegada de
los dos estudiantes. Pero se lo pensó mejor y luego de calibrarlo todo se
convenció que debía confesarlo primero y a solas a Andrea. La familia tendría
tiempo de saberlo. Con esos pensamientos se durmió sobre la tela flotante.
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