jueves, 6 de marzo de 2014
UN AMOR NACIDO CON LA CREACIÓN- SEGUNDA PARTE - ANDREA - CAPITULO-VII- PATXI
CAPÍTULO
SÉPTIMO
PATXI
Las vacaciones de semana santa finalizaron y
de nuevo re-emprendió la marcha cotidiana. Esas vacaciones Julián pudo comprobar
con tranquilidad el progreso asombroso de ese tercero de secundaria que
tutelaba desde la indisposición de su tutora. Andrea seguía creciendo en
responsabilidad, en trabajo y sobre todo en puntualidad. La influencia de su
tutor fue decisiva en ese valor tan decaído últimamente en la sociedad. Las
cosas por casa no iban mal del todo y había podido ver a su padre en una
ocasión desde la última vez. Fue muy efímera pues solo estuvieron en puerto una
tarde y ni siquiera llegó a salir de recinto portuario. Eso si Andrea se
mantuvo con su padre las horas que permanecieron amarrados. Había sido un
invierno duro pero con el inicio de la primavera la temperatura iba
suavizándose. Llevaba más de un mes sin recibir una sola amenaza de la banda y
aunque él ni se percató de ello sus escoltas si estaban al tanto y esa
situación era significativa que preparaban algo.
Ese viernes dio su primera clase a su
tutoría, luego al otro tercero y a continuación un cuarto para coger el primer
recreo en el que reponer fuerzas. Fue entrar en su despacho y sorprenderse al
ver esperando a un antiguo alumno del centro. Por lo menos habían llovido más
de treinta primaveras desde que abandonó la enseñanza en el centro. Se trataba
de un etarra fichado y perseguido por las fuerzas de seguridad. No se inmutó le
dio la mano, pero aquel hombre se abrazo a su maestro. Julián aceptó la muestra
afectiva de aquel personaje y antes de preguntar él se adelantó.
- Don
Julián le vengo a prevenir. No crea que me ha sido fácil llegar hasta usted, los
escoltas que…
Julián atónito ante las palabras del Patxi,
así le llamaban en el centro educativo cuando estudiaba, le interrumpió.
- ¿De qué
me estás hablando?
El intercambio de aclaraciones y preguntas
se enteró en esos momentos que llevaba, desde la visita a su madre por el mes
de noviembre, escolta proporcionada por el ministerio del interior y costeada
por su madre. No podía dar crédito a lo
que le estaba revelando. Su madre no cambiaría jamás. Tenía que haberlo
intuido, parecía mentira que fuera tan estúpido e ingenuo. Ahora recordando
momentos en las Navidades su hermana hizo un comentario que no comprendió muy
bien pero como no le gustaba mantener conversación con ella no lo aclaró. Con
la confesión de aquel hombre lo veía claro.
Se había arriesgado para advertirle que la
banda intentaba acabar con él. Estaba resultando demasiado molesto y la
dirección opto por borrarlo del mapa. Le confesó que había faltado a lo más
sagrado que le había enseñado. Mantenerse fiel a sus ideales cayera quien
cayera. Ahora traicionaba a los suyos, al advertirle de las intenciones. Pero
le confesó que su padre había fallecido hacía tan solo un mes y en el lecho de
muerte le hizo jurar que impediría por todos sus medios que le hicieran nada a
aquel maestro que les tendió una mano cuando mas apurados estaban. Julián
socorrió hacía la friolera de poco más de tres décadas a esa familia. Tutoraba
el curso de Patxi y éste le comunicó la situación en la que se encontraba la
familia. En esa época el poder adquisitivo de Julián no era excesivamente
boyante había huido de su familia y los recursos económico de los que disponía
provenían de la retribución recibida por la adquisición de la medalla de oro.
Como en esos tiempos convivía en la vivienda de su compañero de equipo utilizó
esos recursos para ayudar a esa familia. Es cierto que luego fueron devolviendo
la cantidad prestada poco a poco pero les salvo a su padre incluso de la cárcel
y de la ruina total de la familia. Al recordar aquella acción, previo
expresar sus más sinceros pésames y su petición de transmitirlos a su madre, le
aseguró que no estaba obligado a nada. Siempre actuaba por convicción. Patxi,
no se justificó le comunicó que aunque aquello supuso un gesto impagable, él
nunca habría traicionado a su grupo si no se lo hubiese jurado a su padre en el
lecho de muerte. Aquello era superior a cualquier otra promesa o fidelidad a
nadie. Estaba terminando el recreo y Patxi, rogó a Julián que lo sacara en el
coche fuera del recinto pues los escoltas especialmente en los descansos
estaban muy atentos. Le dio las llaves de su coche le indicó cual era y le
pidió que bajara y se escondiera en los asientos traseros, el bajaría al minuto
y lo sacaría del centro educativo. En el momento que Patxi introducía la llave
en el coche fue sorprendido por uno de los escoltas que le empujó contra el
coche y pistola en mano le obligó a separarse con las manos sobre el capó y las
piernas separadas. A los dos segundos se personaba el otro escolta y lo primero
que comprobó fue el vehículo. Había una bomba lapa. La banda se había
adelantado a Patxi y pretendían acabar con el maestro ese mismo día. De inmediato
la Ertzaintza se personaba en dos coches patrulla. Mientras un gran tumulto se
armó en el centro educativo. La alarma de evacuación sonó y todo el alumnado
fue evacuado para evitar males mayores. A Julián no le dio tiempo ni de salir
del despacho tuvo que desviarse para salir a la calle por otra puerta contraria
a los aparcamientos. De inmediato la prensa se personaba. Cuando Patxi fue
entregado a la policía autónoma los escoltas fueron de inmediato junto a Julián
y le pidieron que le acompañara hasta las dependencias policiales. No sabía que
eran los escoltas y pensó que serían del servicio secreto de la policía. Pero
antes de acompañarlos les pidió la documentación. No fuera que todo aquello era
un montaje para que aquellos personajes fueran los organizadores de todo aquel
tinglado y lo raptaran. Estaban sacando la documentación cuando Julián llamó la
atención de una policía autónoma que pasaba cerca y le pidió que comprobara la
documentación de los dos personajes. Los tres representantes de la ley sonrieron
y ella comentó
- Son oficiales del gobierno central del
grupo de escoltas asignados al País Vasco.
Agradeció a la representante de la ley y a
continuación se disculpó. Volvieron a sonreír y le aseguraron que era lo que
debía hacer siempre en todo momento. No fiarse de nada ni de nadie. Preguntó
por Patxi y le confirmaron que se lo habían llevado a comisaría para ponerlo
ante el juez. Era un etarra en busca y captura desde hacía tiempo y le
sorprendieron en su coche. Aclaró que había ido a visitarle y advertirle de las
serias amenazas de la banda. Les fue explicando todo con detalle, desde el
inicio hasta que iba a sacarlo él con discreción del centro educativo.
En la comisaría trató de ponerse en contacto
con el detenido pero estaba incomunicado, nadie se podía acercar.
Prestó declaración y al salir de la
comisaría para incorporarse a su puesto de trabajo una nube de periodistas
aguardaba su salida. Retrocedió y junto con los escoltas consiguieron
desaparecer sin ser detectados desde los garajes del centro en compañía de una
patrulla de la Ertzaintza. A su llegada al centro su coche había sido retirado
y llevado a un lugar más seguro para la desactivacion del artefacto.
Cuando entró en conserjería le informó que
el claustro estaba reunido en el salón de juntas, acudió y nada más entrar por
la puerta todos sus compañeros lo avasallaron. En la reunión pensaron que lo
más aconsejable en esa situación era anular las clases de ese día al ser
viernes. Tras ese fin de semana se reanudarían con normalidad las actividades
escolares. Su móvil no paraba de vibrar lo miraba e inmediatamente lo apagaba.
La reunión finalizó y Julián se topó con prácticamente todo tercero de
secundaria, con su equipo, como le solía denominar para recordar las
primeras palabras del curso, arropado por varios alumnos del otro nivel.
Rodearon a su maestro desvelando todo el cariño y afecto que le tenían. Varios
padres se habían desplazado hasta el centro para saber de sus hijos y poco a
poco se fue congregando una buena cantidad de ciudadanos, la mayoría en apoyo
al maestro. Otros, los menos, porque no decirlo en contra de la banda armada.
Julián pudo aprovechar el tumulto para irse con David y Andrea, pues el padre
del muchacho había ido a buscarle. Advirtieron a Julián que un coche les
seguía, se giró y tranquilizó a la familia al reconocer a sus escoltas.
Mientras bajaba del coche agradecía a la familia el haberle traído hasta el
palacete. En esos momentos los escoltas andaban comprobando los aledaños del
edificio. Julián se aproximó a la pareja e invitó a entrar en casa para
visionar las grabaciones del sistema de seguridad. El palacete estaba bien
protegido por un sistema sofisticado de control por cámaras visibles y otras
ocultas, controladas por un centro donde mandaba de inmediato cualquier
incidente al ordenador mientras un aviso en el móvil mostraba cualquier posible
incidente. Su padre lo había contratado hacía años pues al no asistir con
frecuencia temía posibles robos. Un mes antes de morir había modernizado el
sistema y Julián por precaución esos últimos años lo había puesto a la última.
Los escoltas preguntaron la posibilidad de poder recibir también la alarma en
sus móviles, ante la afirmación y el correspondiente permiso programaron el
ordenador del sistema para que realizara dos llamadas más. Les proporcionó dos
aparatos que tenía para cuando se personaba la familia o amigos.
En casa telefoneo a mamá. En un principio
pretendía darle una buena reprimenda por no haber consultado con él, pero se
dio cuenta que era muy mayor y los nervios ante los acontecimientos le tendrían
alterada. Le tranquilizo e incluso, en contra de su manera de obrar, le
agradeció el desvelo y su preocupación. Especialmente la actitud de su hijo le
proporcionó la seguridad que buscaba pues su hijo ahora pondría más
precauciones. Fue concluir la llamada telefónica, entró en la cocina y se tomó
un tente en pie. Cuando entró en su despacho redacto varias notas para los
periódicos en términos duros, nunca empleados anteriormente contra la banda de
asesinos. Cuando los dirigentes de la banda fueron conocedores del contenido de
los manifiestos de Julián optaron por acabar con aquel personaje de una vez por
todas. Parte de los integrantes pretendían secuestrarlo para bajarle los humos
al personaje pero mantenerlo vivo sería mucho más perjudicial para la
propaganda de la banda que liquidar le por ello decidieron preparar
meticulosamente el atentado. Ese sábado su casa era un entrar y salir gente.
Principalmente alumnado de los centros educativos donde impartía clases.
Incluso varios alumnos y profesores de la universidad se desplazaron desde
Victoria para dar su apoyo al profesor.
Andaba un poco cansado de los últimos
acontecimientos, la situación de la sociedad, los rumbos de la política en
Europa y especialmente en Euskadi le tenían cansado. Ese años le correspondía
una reducción de jornada en septiembre pero en el mes de mayo hubo una
modificación de la norma laborar y se le retrasaba esa posibilidad hasta el
siguiente año. Esa circunstancia pero especialmente el cambio de la ley
educativa donde intuía un fracaso total lo desmotivaron profundamente. Tuvo que
realizar verdaderos esfuerzos para reponerse y poder continuar. Estuvo en un
gris de tirar la toalla, pero ese mes de junio la respuesta de su alumnado y
especialmente de ese tercero “equipo” B elevaron su moral hasta tal punto que
le hicieron renacer con mas fuerzas para afrontar un nuevo curso.
Andrea junto a su madre y frente a su tutor
aguardaba las calificaciones de fin de curso. Estaba convencida de haber
superado todo, pero los resultados de la evaluación cero y la primera no le
daban la confianza total. Al tenderle el boletín comenzó a dar saltos de
alegría mientras se abrazaba a su tutor y besaba sus mejillas una y otra vez.
Había obtenido unas calificaciones excelentes. Su madre inexpresiva miraba a su
hija y luego cruzaba su mirada con aquel personaje. Desde el primer día que se
cruzó con el artífice del éxito de su hija no conectó en absoluto pero
especialmente cuando comenzó a flirtear con él y se desentendió por completo.
Sentía celos de aquel personaje. Serio y al mismo tiempo divertido, con un gran
talante para la mediación de cualquier tipo. La adolescente no desligaba sus
brazos del cuello de su maestro, un poco tenso por la mirada de la joven,
tampoco sabía el porqué de ese rechazo, pero prendiendo por las muñecas a la
joven comentó al tiempo que trataba de deshacerse de esa maraña de brazos en
torno a su cuello.
-
Andrea que mi mujer está por ahí y es muy celosa.
La expresión de extrañeza de madre e hija
hizo comprender a Julián. Tras las aclaraciones oportunas comenzaron a reír los
tres.
Ese verano Andrea pasaría todas sus
vacaciones en Costa Rica. Los abuelos deseaban tenerla. Su padre acudiría los
quince días de vacaciones que se cogía para estar con ella. Mientras que su
madre prefirió quedarse en Donostia, seguramente realizaría un crucero con el
socio.
Andrea invitó personalmente a Julián a su
casa en el cantón de Limón. Seguramente lo pasaría en la finca de sus abuelos
en Puerto Viejo, pero lo mismo se quedaba en Limón donde residía normalmente su
familia.
Esa semana la pasó de reuniones en el centro
educativo y de exámenes en la facultad. Pero el primer día de vacaciones se
acercó a la prisión alavesa de Anclares de la Oca donde permanecía encarcelado Patxi. No
le permitieron estar con aquel preso más de cinco minutos pero en esa
conversación pudieron expresar todo su agradecimiento. Antes de despedirse le
preguntó si deseaba que le llevara algo que necesitase y le permitieran tener
para en la siguiente visita llevárselo. Se despidieron hasta el siguiente
encuentro y regresó a Donostia.
En casa, escuchando música en su despacho meditaba sobre el verano. Le
apetecía relajarse un poco. La idea de ir a Costa Rica, bueno concretamente al
país tico no, pero la idea de ir a un país de Centro América lo llevaba tiempo
masticando y la propuesta de Andrea no le parecía mala del todo. Se había
informado sobre todos los países de esas latitudes y pudo contrastar todas las
informaciones. Sin duda el de mayor seguridad era la nación de Andrea. Se
decidió a llamar a David, quien le confirmó que se pasaría una temporada de ese
verano en Costa Rica. La propuesta de su profesor para ir juntos le encantó, no
se encontraría tan aislado al contar con alguien conocido. Solo no hubiera ido
pues pensaba que estaba un poco fuera de lugar, pero al ir con David la
situación cambiaba bastante. Le confirmó que pensaba sacarse el billete a
finales de julio para regresar con Andrea. Mostrando él la necesidad de
regresar antes. Los exámenes de septiembre y la preparación del nuevo curso le
aguardaban. Si bien ya había comenzado a preparar el siguiente curso. Así pues
tras colgar el móvil entró en las compañías aéreas y reservó los billetes para
las fechas acordadas con David. Inmediatamente se preparó el equipaje pues a la
mañana siguiente volaba a Barajas, su hermana partía esa mañana temprano a la
costa con su marido y su madre como Julián comentó que iba se quedó hasta que
se fuera a Costa Rica. Entonces ella se acercaría a Gandía para pasar el resto
del verano con su hija.
Los días que permaneció en Madrid con su madre, dedicó íntegramente el
tiempo a ella. Acudieron a pasear, de tiendas, a conciertos, al cine, a
diferentes espectáculos, museos, exposiciones. En fin que no pararon durante
esos días por fin a la mañana siguiente volaba a Centro América. Acompañó a su
madre al aeropuerto y cuando la vio entrar por la puerta de embarque con un
gesto de mano se despidió, regresó a casa y pasó el resto del día descansando.
No encendió para nada el ordenador, ni la televisión. Las horas las consumió
escuchando música y leyendo un par de novelas.
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